La guerra es nuestra madre (sobre todo la suya)

El imperio NeoCon contraataca: debemos bombardear Irán

Es “un consejo” del gurú republicano Norman Podhoretz, uno de los fundadores del movimiento neo-conservador y consejero del candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Rudolph Giuliani. Podhoretz se caracteriza por su falta de tapujos a la hora de expresar una opinión en contra de lo moral y políticamente aceptable, en pro de lo que según él y otros como él son las necesidades político-sociales y geoestratégicas de su país. Es decir, que dice lo que nadie quiere escuchar, seguramente por carecer de esa visión total y finalista de Pohdoretz.

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Curzio Malatesta
 
El analista político, consejero en política exterior, columnista de varios periódicos y revistas Norman Podhoretz, dice que Irán debe ser bombardeado usando misiles crucero y “destruye-bunkers” para echar atrás el programa nuclear de Teherán por lo menos 5 años.
 
El presidente George W. Bush fue muy receptivo a sus consejos en el pasado, y ahora es el candidato a la presidencia Giuliani quien se “beneficia” de ellos.
 
“Ninguna de las alternativas a la acción militar -negociaciones, sanciones, provocar una insurrección interna- son posibles”, dijo Podhoretz. “Las terribles opciones que tenemos son: dejarles desarrollar la bomba, o bombardearlos antes”.

En una entrevista para The Daily Telgraph , Podhoretz dijo que estaba seguro de que un ataque relámpago con misiles tendría exito. “Gente con la que he hablado no guardan dudas de que podríamos retardar la carrera nuclear iraní unos diez años. Hay también muchos que creen que podríamos alcanzar sus bunkers con esta munición “destruye-bunkers” altamente sofisiticada.”

Aunque Podhoretz dijo que no hablaba por Giuliani, el ex alcalde de Nueva York, a quien aconseja diariamente, parece haberse identificado, por lo menos, con la lógica de esta línea dura de pensamiento.
 
Durante una visita a Londres el mes pasado, Giuliani dijo que “Irán debería saber claramente que si llegan al punto de convertirse en un poder nuclear, lo pararemos o los haremos retroceder cinco o diez años”. Pohdoretz comentó: “Me alegro mucho que dijera eso. Incluso me sorprendió que llegase tan lejos, pese a que asesores políticos le estuviesen diciendo que fuera más despacio… Yo no aconsejaría a ningún candidato salir y decir que tenemos que bombardear. No es prudente hablar así en este momento de la campaña.”
 
Podhoretz,  a sus 77 años, y desde su posición de eminente intelectual neoconservador, en política exterior no sólo puede pensar lo impensable, sino decir lo indecible. Es el más eminente en el nido de águilas que se juntan alrededor de Giuliani. Estas ayudas incluyen a Daniel Pipes, que se opone a un estado palestino y cree que “América debería inspirar miedo, no afecto”, y Michael Rubin, un ex oficial del Pentágono que cree que la diplomacia de Condolezza Rice es “peligrosa” y señala debilidad americana frente a Teherán.
 
Norman Podhoretz, los visionarios del siglo XXI
 
Podhoretz tiene en común con Rudy Giuliani que ambos crecieron en Brooklyn en el seno de una familia inmigrante. Aunque, en el caso de Giuliani, sus padres ya hubiesen nacido en América. En casa de Norman se hablaba yiddish y en casa de Rodolfo se hablaba Siciliano.
 
Ambos, en diferentes épocas, esquivaban a la creciente y conflictiva población negra de su barrio al volver de la escuela. Al menos ese era el caso de Podhoretz, y no es una invención literaria de este cronista sino un testimonio recogido del propio Podhoretz en su ensayo Mi problema negro, y el nuestro (My Negro problem, and ours).
 
En dicho ensayo se puede apreciar ese impulso finalista que late en el corazón de Podhoretz. Detrás del admirador de la fuerza, de la guerra, teorías del adversario, se esconde esa visión materialista en la que el mundo no es sino una presa para ser sometida bajo las manos de la todopoderosa voluntad transformadora. Así la única manera, según él, de acabar con el conflicto blanco-negro en los Estados Unidos, es terminar, de facto, con dicha diferencia, mediante el mestizaje progresivo y la unidad cultural (de una cultura artificial). Y esa visión en lo que a su país respecta, a saber, que el conflicto surge de la diferencia, se traslada al resto del mundo.
 
En el inconsciente del niño inteligente, pero débil físicamente, que no puede dejar de temblar ante la injusticia que el mundo representa ante sí, la necesidad de triunfo sobre dicha injusticia, esa insatisfacción infinita, se transforma en carros de acero y bombas atómicas. Y al final el caballero del Apocalipsis y la guerra, no es sino otro pacifista más que quiere aniquilar a todos los que son diferentes a él para lograr la paz… eterna. Este lector interesado de Nietzsche se olvida de su advertencia: El desierto crece ¡ay de aquél que albergue desiertos dentro de sí!
 
Y otra cita más. Dice Podhoretz que estamos en la IV Guerra Mundial, contra lo que el llama islamofascismo. Dijo Mussollini: El Fascismo de mañana se llamará Antifascismo. Ya lo recordamos aquí hablando de Ken Livingston, un hombre en aparente contradicción con Podhoretz, con el que, sin embargo, comparte la misma visión del mundo. Aunque, al contrario que Livingston, Podhoretz cambiara de piel izquierdista a piel neoconservadora allá por los setenta. El alcalde de Londres se sigue vistiendo de progresista de izquierdas, mientras que al consejero del ex alcalde de Nueva York, le gustan más los uniformes prusianos.

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