La Liga Morisca dice que se hizo musulmán

La verdad sobre Blas Infante: ¿Llegó a convertirse al Islam?

Blas Infante es el padre del andalucismo político. La Andalucía autonómica lo ha adoptado como santo patrón. Hace pocos días, el eurodiputado del PP Aleix Vidal-Quadras se permitía comentarios peyorativos sobre la obra y el pensamiento de Infante. La reacción ha sido notable: un municipio de Málaga (gobernado por el PP) ha declarado a don Aleix “persona non grata” y el propio Rajoy ha escrito a Manuel Chaves pidiendo perdón. Sin embargo, ¿quién era realmente Blas Infante? La Liga Morisca española lo tiene claro: Blas Infante se convirtió al islam y su andalucismo era una vía de restauración musulmana. Estos son los datos. Realmente reveladores.

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Muhammed Ali Cherif Kettani en su libro “Inbia’t al Islam fi Al-Andalus”, escrito en lengua árabe, cuya traducción podría ser “El resurgimiento del Islam en Al-Andalus”, editado por la Universidad de Islamabad en el año 1992, lo relata de la siguiente forma: 15 de Septiembre de 1924...“hace la “Shahada” en una pequeña mezquita de Agmhat", adoptando el nombre de Ahmad. “Sus testigos del acto por el que se reconocía musulmán, fueron dos andalusíes nacidos en Marruecos y descendientes de moriscos: Omar Dukali y otro de la kabila de Beni-Al-Ahmar”.
 
La Liga Morisca reproduce también jugosas frases de los manuscritos de Infante. Las reproducimos parcialmente, no sin recomendar al lector interesado que visite la web citada. Así escribía Infante:
 
“Más de un millón de hermanos nuestros, de andaluces expulsados inicuamente de su solar -las causas de los pueblos jamás prescriben- hay esparcidos desde Tánger a Damasco, según comunicaba hace un año uno de nuestros más esforzados paladines, el infatigable y culto Gil Benumeya. El recuerdo de la Patria (…) lejos de esfumarse, se aviva cada día. Ellos constituyen, con el reconocimiento de los pueblos fraternos, que los mantienen en su hospitalidad, la élite de la sangre y del espíritu de esos países. Yo he convivido con ellos, he sufrido con ellos, he aspirado con ellos la esperanza de nuestra común redención porque esta redención o será común o no será nunca.
 
”El año 1924 me determiné a reanudar las peregrinaciones que nuestros padres hicieron durante algún tiempo a la tumba de uno de los hombres más representativos del espíritu de nuestra tierra, Abu-l-Qasim ibn Abbad, rey verdadero de Sevilla, Córdoba, Málaga y el Algarbe. El último peregrino había sido un hijo de mi serranía de Ronda, Aljatib, ministro del sultán de Granada, en el siglo XIV. Seis siglos sin que Andalucía enviase ya su “saudad” por uno de sus hijos al sepulcro del Rey poeta que murió en el destierro lejano invocándola en sus versos dolorosos.
 
”El pueblo andaluz fue arrojado de su Patria (…) por los reyes españoles y unos moran todavía en hermanos, pero extraños países y otros, los que quedaron y los que volvieron, los jornaleros moriscos que habitan el antiguo solar, son apartados inexorablemente de la tierra que enseñorean aún los conquistadores. Y es preciso unir a unos y otros. Los tiempos cada día serán más propicios. En este aspecto, hay un andalucismo como hay un sionismo. Nosotros tenemos, también, que reconstruir una Sión.
 
”(Al Mutamid) Fue el último Rey indígena que representó digna y brillantemente una Nacionalidad y una cultura intelectual que sucumbieron bajo la dominación de los bárbaros invasores. Túvose por él una especie de predilección como por el más joven, como por el benjamín de esta numerosa familia de príncipes poetas que habían reinado en el Andalus. Se le echó de menos como a la última rosa de la primavera”.
 
”Ni los cristianos del Norte ni los fundamentalistas del Sur eran andaluces. Si la opinión vulgar admite y repite el carácter extranjero de las huestes africanas, debiera en lógica simetría llamar igual a aquellos “ifranyi”, que se decían herederos de la Bética cuando descendían a gritos de los bárbaros invasores godos que hundieron Roma. Tomás de Aquino llegó a Aristóteles gracias a nuestro Averroes. Todo un símbolo. Y el Dante…”
 
”La Kutubia se adelanta en la visión ofreciéndome una emoción de hogar, anulando ante mi sensibilidad motivos o impresiones de extranjería (…). Una asociación de ideas modula y contesta la pregunta de la grácil torre acerca de sus dos únicas hermanas en la familia de las grandes torres almohades: la sevillana Giralda cubierta con el gorro del cautiverio de la pesada cúpula cristiana que sustituye el airón del minarete y la inconclusa que parece mutilada rabatí de Muley Hasan.
 
”Yo no soy forastero en Marrakech. Los moros andaluces predominan en la constitución étnica de la medina musulmana. Presidiendo la soterrada construcción psíquica que mi recuerdo excava ahora, los espíritus de los andaluces ilustres inspiradores de los Califas más cultos del Mogreb que aquí tuvieron su centro imperial, la sombra acogedora de Ibn Tufail, el insuperable viviente hijo del vigilante, discierne aún hospitalidad a los peregrinos que vienen de su tierra andaluza (…). Marrakech es para mi peregrinación, el límite de la tierra Santa, del Templo. En las formas de mi espíritu, ahora, los ritos viven. El alma ahora tiene oración, se ha encendido un religioso fervor. Ha vestido el “hizam” del “alhinchante” (peregrino). Hago una ablución en la fuente de la historia, con fecundos valores, hijos de una cultura que se pretendió cegar y que se hizo subterránea y de oscuro discurso.
 
”¿Qué nos queda del Islam? Nos queda del Islam el sentimiento de poder de Allah y su equilibrio. El Islam no es solo espiritualidad, es también movimiento. Vivir no es solamente una idea, sino un conocimiento, y este conocimiento es nuestra experiencia de Al-Andalus en su época de esplendor.
 
”El Profeta de nuestros antepasados de Al-Andalus que, como todos los profetas, será nuestro profeta, y el de todos los hombres libres en tanto cuanto digan la verdad, anunció esta verdad incontrovertible: “¡Ay del día en que un espíritu no comprenda a otro espíritu. Porque el espíritu es espíritu como la luz es luz!" Trabajemos con suma cautela en estos principios para que Andalucía vuelva a ser inspirada por su propio genio y porque su libro vuelva a ser el Al-Korán como dice la Sura III: Aquellos a quienes les hemos dado Al-Korán y lo leen como deben leerlo.”
 
Blas Infante fue oficialmente declarado "Padre de la Patria Andaluza e ilustre precursor de la lucha por la consecución del Estatuto de Autonomía para Andalucía" en 1983 por el Parlamento de Andalucía. La declaración figura nada menos que en el Preámbulo del Estatuto de Autonomía.

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