Carme Chacón

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Carme Chacón, la que fuera rauda ministra de Vivienda, ha sido nombrada ministra de Defensa. Todos los medios han señalado las características más visibles de la nueva titular de una cartera tan delicada: es mujer y está encinta. Parece ser que ZP ha buscado bien a quién poner y dónde.

A la ministra se la valorará por su gestión, y quien la critique por su sexo o por estar embarazada estará cayendo en apriorismos o, aún peor, en prejuicios paleolíticos. En todo caso, podría reprocharse el nombramiento para tal cargo por no saber cómo encajará lo militar alguien que se considera “ecopacifista”, o cómo asimilará lo de la “patria” alguien que tiene el corazón dividido entre dos naciones: España y… Cataluña. No obstante, dejémosla actuar, que nos muestre cuáles son sus decisiones, sólo entonces podremos juzgarla.

Pero de ZP, hispanófobo, cristianófobo y militarófobo, bien sabemos que ha puesto a Carme Chacón como ministra de Defensa porque así pretende afrentar al ejército y a los militares. Entre sus cejas, habrá pensado “¿y ésta no los fastidiará más que Bono?”, “¿a quién puedo poner para que hablen y rabien?”, y ahí estaba la designación.

ZP, por lo que parece, no sabe que en el ejército ya hay buena representación del sexo femenino, que no todos los militares votan al PP, y que los soldados y sus mandos no son individuos armados y belicosos pseudofranquistas, sino padres y madres de familia, esposas y esposos, hijas e hijos, contribuyentes, deportistas, cinéfilos, es decir, personas, en una palabra, normales.

Vistas así las cosas, ¿quién es el prejuicioso?, ¿a quién en verdad se le ha de criticar?, ¿quién piensa que el ejército es algo de lo que puede bromear?, ¿quién desprecia a las mujeres manipulándolas para sus fines?

¿Quién, en breve, ha utilizado a una mujer en estado de buena esperanza para intentar mofarse de una institución?

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