Una entrevista sobre el polvorín

En busca del islam del pueblo: un diálogo entre musulmanes y cristianos

Javier Prades, profesor de Teología en la Facultad de Teología de San Dámaso en Madrid, ha participado en el V Comité Científico de la revista Oasis, celebrado del 22 al 25 de junio en Jordania bajo el lema "La libertad religiosa: un bien para cualquier sociedad". Entre las conclusiones de este encuentro, Prades destaca la necesidad de superar la "contraposición típicamente occidental entre Islam moderado e islam radical, y en cambio buscar el islam del pueblo", que permite "comenzar un diálogo con el islam que sea profundamente realista".

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¿Qué importancia ha tenido el encuentro que Oasis ha celebrado en Jordania?
 
Es el quinto encuentro anual que organiza Oasis y en este tiempo se puede reconocer que está madurando la intuición inicial y que esa intuición es muy valiosa. Se trata de entablar relaciones con el islam a través de los cristianos que viven en países de mayoría islámica (desde Indonesia a Nigeria, y todos los países árabes). El interlocutor, por tanto, es un sujeto cristiano común de Occidente y de Oriente. A través de esta unidad, se puede comenzar un diálogo con el islam que sea profundamente realista.
 
Además, estos encuentros no persiguen sólo un intercambio puramente intelectual o doctrinal, sino que también quieren generar una red de encuentros vivos entre personas. Una parte decisiva del método de Oasis es promover el encuentro real, de modo que así crece una red de relaciones.
 
De hecho, la reunión en Amman no ha sido sólo un debate doctrinal sino que lleva consigo una parte muy importante de intercambio de experiencias y de identificación de los instrumentos adecuados para el intercambio. En los últimos años, se ha visto no sólo que se profundiza en contenidos sino que crece el sujeto comunional.
 
El cardenal Scola hizo en su intervención una valoración de la libertad religiosa, ¿qué destacaría?
 
El tema del Comité era la relación entre la libertad y la verdad, que es una cuestión decisiva tanto para el mundo occidental como para el islámico. Tanto el Occidente secularizado como el mundo islámico no acaban de resolver bien esta relación entre libertad y verdad. El Occidente secularizado exalta la libertad y deja entre paréntesis cualquier referencia a la verdad. Se promueven procedimientos formales para regular la libertad omitiendo cualquier alusión a la verdad, porque se cree que así se garantiza mejor la libertad. El riesgo evidente es expulsar la búsqueda de la verdad del ámbito público, y ahí se muestra la debilidad, por ejemplo, de las concepciones democráticas puramente procedimentales, típicas de Occidente.
 
El mundo islámico reivindica mucho más la dimensión pública de la religión, pero tiene muchas dificultades para promover la libertad de conciencia, como se ve de forma evidente en la libertad de conversión, que el islam excluye. En Oasis se insiste en respetar el valor público de la tradición religiosa como expresión de la búsqueda y reconocimiento de la verdad, y se reivindica firmemente el derecho a la libertad de conversión.
 
Como decía el cardenal, los cristianos reivindicamos una libertad religiosa que no es sólo la de culto, sino que implica el derecho a cambiar de religión, esto es la libertad de conversión. Con esto, no queremos decir que todas las posturas sean igualmente verdaderas o que sea lo mismo la verdad que el error. El error en sí mismo no tiene derechos, pero la persona, con una conciencia recta, sigue teniendo derechos aunque caiga en el error. Derechos no ante Dios pero sí ante la sociedad y el Estado. Por eso el Comité científico ha querido profundizar en esta cuestión decisiva y delicada que es la relación entre la verdad y la libertad.
 
¿En qué términos se ha abordado el diálogo con el islam?
 
El paso nuevo de este comité de 2008 es profundizar en la necesidad de un juicio cultural sobre los diferentes islam, con el realismo que da pasar a través de los cristianos que viven allí. Es necesario superar una contraposición típicamente occidental entre islam moderado e islam radical, y en cambio buscar el islam popular, el islam del pueblo, aquellos aspectos del islam donde éste es más verdaderamente religioso.
 
No se trata de secularizar el islam, en el sentido en que esta fórmula se suele utilizar en Occidente, sino de identificar los aspectos más verdaderamente religiosos de esta tradición y arriesgar una valoración cultural de sus consecuencias en la sociedad. Algunos testimonios que hemos escuchado, como el del obispo auxiliar de Bagdad, o el de la red de escuelas de educación especial Our Lady of Peace, en Jordania, muestran el momento tan dramático que viven los cristianos en países islámicos, y su increíble fidelidad a la fe y a la caridad, dirigida a sus conciudadanos musulmanes.
 
(http://www.oasiscenter.eu)
 

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