No debería ser éste el camino, pero si se empeñan…

Querella contra Carrillo y Largo Caballero. Por Paracuellos y por el asesinato de José Antonio

¿Se empeñan en desenterrar el hacha enterrada por todos (eso parecía) en la Transición? ¿Pretende el juez Garzón procesar, entre otros, a Francisco Franco Bahamonde? Pues bien –se ha dicho un particular afincado en Madrid y que permanece en el anonimato–, que no se quede ahí la cosa. Existen, entre miles de otros crímenes, los dos hechos más emblemáticos sucedidos en el bando nacional: el genocidio de Paracuellos de Jarama y el asesinato de José Antonio Primo de Rivera. ¿Por qué no presentar, pues, una querella contra dirigentes republicanos como el dirigente del PSOE Francisco Largo Caballero y el de las Juventudes Comunistas, el todavía vivo Santiago Carrillo?

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¿Se empeñan en desenterrar el hacha enterrada por todos (eso parecía) en la Transición? ¿Pretende el juez Garzón procesar, entre otros, a Francisco Franco Bahamonde? Pues bien –se ha dicho un particular afincado en Madrid y que permanece en el anonimato–, que no se quede ahí la cosa. Existen, entre miles de otros crímenes, los dos hechos más emblemáticos sucedidos en el bando nacional: el genocidio de Paracuellos de Jarama y el asesinato de José Antonio Primo de Rivera. ¿Por qué no presentar, pues, una querella contra dirigentes republicanos como el dirigente del PSOE Francisco Largo Caballero y el de las Juventudes Comunistas, el todavía vivo Santiago Carrillo?

Dicho y hecho. A Alicante se fue el hombre y en el Juzgado de Guardia presentó querella criminal pidiendo que “se procese por el homicidio de don José Antonio Primo de Rivera, acontecido el 20 de noviembre de 1936 en la cárcel de esta ciudad, a don Francisco Largo Caballero, en aquel entonces presidente del gobierno de la República, y fallecido en París (Francia) el 23 de marzo de 1946”.
Por su parte, la querella contra Santiago Carrillo se basa en las responsabilidades –probadas por la documentación de los propios archivos soviéticos– que el líder comunista –consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid– asumió en la matanza de más de cinco mil personas, entre ellas muchachos de doce y trece años de edad, efectuada en Paracuellos de Jarama en el mismo mes de noviembre de 1936.
El querellante atribuye a tales hechos el carácter de crimen contra la humanidad; el mismo en el que se basa el dichoso juez Garzón para procesar a los dirigentes del bando nacional. Pero como hay dos pesos y dos medidas en la justicia española, son ínfimas las posibilidades de que prospere tal querella.
*
Ojalá no prosperara ni ésta ni la otra. Ojalá se cerraran de una vez por todas todos los procesos, todas las fosas, todas las tumbas. Ojalá tuvieran los nuevos, los desventurados rojos de hoy la decencia de dejar en paz a sus muertos —y a los nuestros (aunque éstos, uno lo comprende…, prefieren ni mentarlos).
Pero no, les resulta imposible. Durante tres años lo tuvieron todo (no ellos personalmente, pero les da igual). A sangre y fuego emprendieron la revolución (valga la redundancia). A mansalva mataron, no sólo a los nuestros, a los suyos también… Pero lo perdieron todo, tuvieron que abandonarlo todo.
Y no logran superar el trauma. Como el ave carroñera que ha olido de cerca el delicioso olor de su presa, como el lobo que ha sorbido ya las primeras gotas de sangre de la suya, no logran hacerse a la idea de haber tenido que abandonar un día —allá penas si hace setenta años— tan apetitoso manjar.
O esto, o están, sin más trámite y literalmente, locos de remate.

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