Falun Gong, ¿culto perseguido o secta peligrosa?

Falun Gong es nombre que se cita con frecuencia en los medios informativos de todo el mundo. La coincidencia de sus acciones con los Juegos Olímpicos de Pekín hizo que, de nuevo, su nombre apareciese en medios de comunicación de los cinco continentes. A la vez, se producían disturbios en Tíbet y las apariciones del Dalai Lama. La unión de Falun Gong y el Tíbet suponía un golpe contra la imagen de la moderna China, pero ambas campañas presentan aspectos muy distintos.

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¿Qué es Falun Gong?, ¿qué hay detrás de dicho grupo?, ¿cómo nació? En 1988, Li Hongzhi, un empleado en una empresa nacional de víveres y aceite de la ciudad de Changchun, capital de la provincia china de Jilin, aprendió sucesivamente dos qigongs, un sistema especial que combina suaves ejercicios gimnásticos, concentración mental y control respiratorio. Más tarde los combinó con pasos de baile de procedencia tailandesa y así surgió el Falun Gong.
 
Así, de esta forma similar a la publicidad para occidentales de tantos autoproclamados maestros orientalistas en el control de la mente, comenzó lo que podría ser uno de tantas mezclas de orientalismo y de vividores, unos que fracasan y otros que se enriquecen. Li atendía a los enfermos con su propia energía mágica con lo que conseguía remuneraciones considerables. A sus decenas clientes cobraba entre 30 y 50 yuanes (entre tres y cinco euros), cifra considerable en la China de hace veinte años. Li tuvo varias denuncias por estafa y varias veces que devolver el importe de sus consultas, por algunos fracasos espectaculares en las curaciones, con casos a veces de fallecimiento.
 
En diciembre de 1994, Li no se contentó con su auto definición de maestro de qigong, sino que añadió la de Buda Supremo del Universo. Alteró su nada espectacular biografía de dependiente de almacén para presentar la de un ser predestinado desde los ocho años de edad, dotado de poderes mágicos, con capacidad de mover e inmovilizar objetos sin tocarlos, poseedor de control mental y de la facultad de hacer invisible su cuerpo. Al llegar a su madurez comprendía completamente las verdades de la vida y del universo, conocía el pasado de los humanos y predecía el futuro. Pedía a sus adeptos que comprasen su foto sagrada, ante la que deberían hacer reverencias todas las mañanas y noches.
 
Un enviado que fue dependiente de almacén
 
Explotadas hábilmente todas esas particularidades de un ser superior, Li dejó de enseñar el Falun Gong a los practicantes y de tratar él mismo a los enfermos para concentrarse en la explicación y transmisión de la gran doctrina para la liberación del planeta Tierra, definida como “estación de basura en el Universo”, y alcanzar así el “estado perfecto” del budismo: el buda que trascendía la materia, el no ser. Li pronosticó que sus adeptos alcanzarían la perfección en 2002. Sin embargo, al llegar la fecha prometida Li Hongzhi se retractó, explicando entonces que no sería hasta 2012, e incluso más tarde, cuando se alcanzaría el estado perfecto. El truco recuerda a los Testigos de Jehová, y a sus impulsores, el juez Russell y Ruteford, cuando anunciaron el fin del mundo por primera vez para 1911 y a partir de entonces ellos y sus seguidores cambiaron varias veces el año.
 
Li Hongzhi fue acusado de impulsar a sus seguidores a considerar que el suicidio era el atajo para llegar al “estado perfecto”. Según su doctrina: “Serás un dios si puedes despojarte de la vida. Si no puedes serás sólo un ser humano”. Li incitaba a sus seguidores a la agresividad contra quienes rechazaban públicamente su doctrina, pues eran seguidores del diablo. Numerosos crímenes y agresiones se produjeron en China, de los que alcanzó especial notoriedad el caso de Wu Deqiao, ciudadano de Wujiang, provincia de Jiangsu. Cuando su esposa quería persuadirle de que abandonase sus prácticas de Falun Gong, consideró que ésta era el demonio y la cortó en pedazos con un cuchillo de cocina.
 
Más de veinte diarios y emisoras fueron asediados por militantes en protesta por haber revelado la nocividad de Falun Gong. El punto culminante fue el asedio por miles de manifestantes de Televisión de Pekín por miles de manifestantes. Las sedes de los gobiernos provinciales de Henan, Hubei y Guizhou fueron también rodeados por seguidores enfurecidos.
 
En julio de 1999, ante el estado de alarma causado por el fallecimiento de más de 1.400 seguidores del Falun Gong que, al encontrarse gravemente enfermos, rechazaban cualquier tratamiento médico (de nuevo encontramos cierta similitud con los testigos de Jehová, quienes prohíben las transfusiones de sangre), intervino el gobierno chino. En ese momento, se prohibieron sus actividades. Para entonces, los ingresos del Seminario de la Gran Doctrina de Falun habían crecido fabulosamente en millones de yuanes. A comienzos del siglo XXI los seguidores habían alcanzado en China la cifra de dos millones.
 
La riqueza del Buda
 
Li se exilió a los Estados Unidos alardeando de su espiritualidad y de su afán no lucrativo, pero un periodista del Wall Street Journal, Craig S. Smith, reveló que había comprado una vivienda con una superficie de 600 m2. cercana a la Universidad de Princenton (Nueva Jersey), valorada en un millón de dólares.
 
Los principales seguidores del buda que permanecían en China, Li Chang, Wang Zhiwen y Ji Liewu, fueron detenidos y sentenciados a muerte, con el rigor característico de las leyes comunistas chinas.
 
Pero Li trasladó el órgano central de China a Estados Unidos donde, naturalmente, podía desarrollar sus actividades casi sin peligro alguno, mientras siete miembros de su organización, entre ellos cinco mujeres y una niña de 12 años se inmolaron prendiéndose fuego en la famosa Plaza Tiananmen de Pekín.
 
La actividad de Falun Gong siguió desarrollándose vivamente, y así en junio de 2002 el satélite chino de Xinnuo I, encargado de la transmisión de señales de decenas de televisiones chinas fue objeto del ataque de una señal de Falun Gong, lo que pone de relieve una tecnología de ataque avanzada y la disposición de importantes recursos económicos. Con un considerable coste, la secta moviliza grupos a través de los países donde miembros del gobierno chino realizan vistas oficiales para protestar por lo que ellos califican de represión contra el “movimiento espiritual antiguo”. Cuando el presidente chino y secretario general del partido comunista, Hu Jintao visitó Madrid, hace algún tiempo, pudimos ver a un grupo de manifestantes de Falun Gong, sujetados por la Policía Nacional a las puertas del Palacio de Exposiciones en el Paseo de la Castellana.
 
Algo que parece antitético con el pacifismo, y ciertamente demostrativo de su capacidad económica y tecnológica, son los 252 ataques hasta 2008 contra satélites chinos, y también otros ataques a sistemas de comunicación, por ejemplo en la ciudad de Yangzhou.
 
En los últimos años Falun Gong está procediendo a cambios en su actuación. Con una reconocida habilidad propagandística carga las tintas en la exposición de pinturas, canto y baile, cinematografía, para que se destierre la idea de presentarla como una secta. Internet juega un papel importante en la actividad de Falun Gong. Pero si es preciso se emplea la agresividad con listas de nombres que no acepten al Falun Gong, o lo critiquen. Así, a mediados de 2008, se investigó y acusó al presidente del Comité Olímpico Internacional, el belga Jaques Rogge, por haberse opuesto a relacionar los Juegos Olímpicos con la política.
 

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