Confirmado: fue Andropov quien ordenó atentar contra Juan Pablo II

Compartir en:

ÁNGEL MAESTRO

Suslov y Andropov no podían permitir que el destino del imperio soviético se viese amenazado por un Papa y su Iglesia. El presidente del KGB, Andropov, había puesto en marcha un plan ambicioso que debería modificar totalmente la situación: la eliminación de Juan Pablo II. Sus órdenes concretas eran procurar un mayor acercamiento al círculo más cerrado del papa en el Vaticano. No era suficiente con tener conocimiento de su programa. Había que conocer sus hábitos, penetrar en sus costumbres día a día, saber sus itinerarios, así como las medidas tomadas para su protección personal. 

Si ya existía en el corazón del Vaticano una docena de informadores al servicio de Moscú y de sus satélites, ese número creció considerablemente gracias a los servicios combinados y más seguros a los ojos de Andropov, los de Sofía y Budapest, pero, sobre todo, merced a la supervisión de éstos por los de la República Democrática Alemana.

En 2006, veinticinco años después, uno de los oficiales superiores más cualificados en la materia, el coronel alemán oriental Günter Bohnsack, quien detrás de su superior en la Stasi, Rolf Wagenbrecht, supervisaba los hilos de la penetración en el Vaticano, expuso cómo el Departamento XX/4, el sólo, disponía de 17 informadores en la administración vaticana antes del atentado de mayo de 1981. 

Un año antes, en Crimea, durante el curso de una reunión de altos dirigentes de los países comunistas europeos, uno de los dirigentes polacos se lamentaba ante el ministro de Asuntos Exteriores de la URSS y miembro del politburó, Andrei Gromyko, de las lamentables consecuencias que para el régimen se habían desencadenado con el viaje de Juan Pablo II a Polonia. Gromyko le respondió: “Quédese tranquilo. Ese problema se resolverá bien pronto”.

Ese mismo año, el 3 de noviembre, mediante una circular secreta firmada por el mismo Andropov, Moscú exigía “todas las informaciones susceptibles de permitir la aproximación más cercana posible al papa”. Esta orden fue conocida gracias al paso a Occidente del mayor del KGB Víktor Ivanovitch Sheymov, en 1983.

La operación, denominada “Pagoda”, de desinformación del KGB para engañar a la opinión pública y desacreditar a Juan Pablo II en los medios católicos y ante el mundo en general, corría en paralelo con otra totalmente independiente y sin conexión directa: el montaje de la operación para realizar un atentado contra el Papa.

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar