Entrevista con Vladimir Fedorovski

Ucrania o el triunfo de la imbecilidad diplomática

La situación en Ucrania es preocupante. EL MANIFIESTO continúa su esfuerzo por hacer una cobertura original e independiente de este candente asunto, aportando análisis que arrojen una luz ni simplista ni maniquea sobre el mismo. Por eso, hoy publicamos una interesante entrevista con una voz muy autorizada: Vladimir Fedorovski. Nacido en Moscú, en 1950, de familia ucraniana. Diplomático de la extinta URSS, intervino activamente en la Perestroika de Gorbachov. Tras abandonar el mundo de la diplomacia, se instala en París iniciando una exitosa carrera literaria. En la actualidad, es el escritor de origen ruso más editado en Francia, país cuya nacionalidad ha adoptado.

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Pregunta: Grigori Karassine, Viceministro ruso de Asuntos Exteriores, ha repetido hasta la saciedad, el pasado domingo, que Rusia no quiere la guerra con Ucrania. ¿Esto no suena un poco hipócrita, desde el momento en que las fuerzas rusas han tomado ya posesión de Crimea?
 
Respuesta: "La guerra en aquella región es la peor de las soluciones. Hay que evitar, a cualquier precio, una guerra civil y el desmembramiento de Ucrania. Si el conflicto estalla, será una guerra civil y, quizás, el preludio de una guerra mundial. Hay que hacer todo lo posible por impedirlo. Los acontecimientos que están desarrollándose desde hace tres meses son una especie de triunfo de la imbecilidad diplomática. El error capital de partida fue que, desde el momento en que se inician los preparativos para la asociación de Ucrania a la UE, los rusos fueron mantenidos al margen. Es un error serio que no se puede cometer teniendo en cuenta que el 30% de la economía ucraniana pertenece a los rusos, que el 60% de los ucranianos trabajan para los rusos… ¡Y el 50% del gas que transita por Ucrania tiene a Europa como destino! Hoy en día, Ucrania se enfrenta a un muy serio problema económico y, para que la situación mejore, es imprescindible evitar, a toda costa, la guerra civil y el hundimiento del país. En la actualidad, Europa no puede encarar en solitario el enorme agujero financiero que Ucrania representa. Para salvar el país haría falta inyectar inmediatamente 34.000 millones de dólares y Europa no los tiene. La transformación de la economía ucraniana en una economía de mercado requeriría unos ingentes fondos y resulta materialmente imposible hacerlo sin contar con los rusos! Occidente ha querido jugar “todos contra todos”, en vez de hacer jugar a Europa junto con Ucrania y con Rusia."
 
P: Pero este error de partida del que usted habla –haber mantenido al margen a los rusos- no explica, por sí solo, la situación actual…
 
R: "En efecto. La sociedad civil ucraniana ha aprovechado las manifestaciones para rebelarse contra un régimen corrupto. Añada usted a esto la existencia de una minoría muy activa y armada, tremendamente motivada e imbuida por un espíritu nacionalista proveniente de la Segunda Guerra Mundial… El Presidente Viktor Yanoukovitch no ha estado a la altura de la situación; ha ordenado disparar contra los manifestantes, lo que es inadmisible. Y, a renglón seguido, ha buscado refugio en Rusia. Putin ha salido triunfador en esta primera fase, pero puede resultar el perdedor de la segunda partida…
 
Fijémonos en la gestión de la situación post-Yanoukovitch. Los rusos han considerado, y nos les falta razón, que el procedimiento de destitución de Yanoukovitch no ha sido el correcto. Y, en ese momento, la diplomacia europea, hasta entonces prácticamente inexistente, hace acto de aparición.
 
Ucrania es un país muy diverso y en el período post-soviético no se ha logrado alcanzar la cohesión nacional. Existe una Ucrania oriental, ligada a los rusos, que trabaja 100% con Rusia. Pero también una Ucrania occidental que reniega de los rusos. Esta última, estuvo de siempre ligada al Imperio Austro-húngaro y es donde se han desarrollado las manifestaciones antirrusas más virulentas de las últimas semanas. Y además tenemos Crimea, que Khrouchtchev anexionó, unilateralmente, a Ucrania en 1954. En resumen, varias “Ucranias”. Y si se quiere mantener la paz, hay que lograr que todo el mundo encuentre su lugar."
 
P: Entones… ¿Qué solución posible hay hoy en día?
 
"Es inevitable que Crimea obtenga una profunda autonomía. Pero hacer saltar por los aires Ucrania, accediendo a demandas de desmembración sería el preludio de una guerra civil. No soy partidario de la separación: sería muy peligroso. Hay que evitar, a toda costa, la guerra civil… a la que nos dirigimos a pasos de gigante! Guerra civil sería sinónimo de refugiados en masa, actuación de ejércitos incontrolables… Pero, no se puede reescribir la historia. Hay que partir de la situación existente. Y si se quiere jugar la carta de un remake de la guerra fría, beneficiará a Putin. Cada vez que se le amenaza, sale reforzado ante su opinión pública. Miremos lo que ha pasado con los Juegos Olímpicos de Sotchi. Y estas amenazas no conseguirían nada más que empujarle, cada vez un poco más, a caer en los brazos de China. ¿Es realmente esto lo que quiere Occidente? ¿Una Rusia aliada de China? ¡Sería un desastre! Culturalmente, Rusia está ligada a Europa. En esta crisis, parece que solamente Alemania lo ha comprendido así… Estamos en una nueva era, nos enfrentamos a una crisis inédita; hace falta encontrar un nuevo equilibrio de intereses! No estamos en el terreno de los sentimientos, de los afectos, sino en el de la búsqueda de equilibrios nacionales. ¿Queremos realmente que Rusia venda su gas a los chinos? Por tanto, lo repito: dejemos a un lado la mediocridad diplomática… y entendámonos!"
 
 
(traducción de Carlos Perreau de Pinninck)
 
© Boulevard Voltaire
 

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