"Vencen los bárbaros […]. / A cielo abierto yaceré entre ciénagas" (Borges)

Poema conjetural

La Guardia Civil renuncia a disparar pelotas de goma para defender la ley y las sustituye por sopitas, tiritas y betadine. Todo lo que era sólido se licúa. No sabemos cuántos inmigrantes acampaban al otro lado del Rhin aguardando el momento idóneo para cruzarlo en pateras.

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Occidente se rinde. Sus líderes no han leído a Gibbon. Termina el ciclo de la Historia que inauguró Constantino. Obama desoye a Spengler —es un pelotón de soldados lo que salva in extremis la civitas (acabamos de verlo en Egipto)—, negocia con todo quisque y se dispone a reducir sus tropas. Mil policías ucranianos piden perdón de rodillas. La Guardia Civil renuncia a disparar pelotas de goma para defender la ley y las sustituye por sopitas, tiritas y betadine. Todo lo que era sólido se licúa. No sabemos cuántos inmigrantes acampaban al otro lado del Rhin aguardando el momento idóneo para cruzarlo en pateras y acogerse al ius gentium con el que la izquierda caviar de Roma dinamitó el ius civilis, pero sí sabemos que desde el monte Gurugú, la frontera magrebí de Oujda y el litoral de Túnez y Libia, miles y miles de personas del mismo color de piel que tenía Yugurta entran a lo loco en Europa por el coladero español de África -¡oé, oé, oé!- y por las islas del sur de Italia. «Vencen los bárbaros, los gauchos vencen […] / Yo que estudié las leyes y los cánones […] / Yo que anhelé ser otro, / ser un hombre de sentencias, de libros, de dictámenes, / a cielo abierto yaceré entre ciénagas.» (Borges, Poema conjetural). Graznan, mientras tanto, los gansos capitolinos - Marine Le Pen en Francia, Ukip en Inglaterra, La Liga Norte en Italia, el Partido de la Libertad y el BZÖ en Austria, Amanecer Dorado en Grecia, Wilders en Holanda, Sarrazin y el ADF en Alemania, Rasmussen en Dinamarca, Auténticos Finlandeses en Finlandia- y el antieuropeísmo arrolla por doquier sin que los multiculturalistas de Bruselas se den por enterados. ¿Los crucificarán en la colina del Capitolio como a los perros de Roma que no ladraron cuando Breno la invadió? Hasta Suiza cierra sus poternas. ¿Xenofobia o sentido común? ¿Puede sobrevivir un país sin un mínimo de homogeneidad? ¿Deberíamos poner fin a la cooperación internacional que quita dinero a los pobres de los países ricos para dárselo a los ricos de los países pobres y financia de ese modo a las mafias de la inmigración? Yo no respondo. Conjeturo. Me limito a recordar el Vae victis! del galo que lanzó su espada sobre la balanza en la que Roma pesaba su valor en oro. Me limito a subrayar que así se ha escrito siempre la Historia. La vivirán como tragedia, en sentido inverso al que Marx trazó, quienes ahora la orquestan como farsa. No iré a las urnas el 25 de mayo.
© El Mundo
 

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