Campaña del Gobierno para no defraudar... al Gran Defraudador

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El Gobierno de España ha lanzado por enésima vez una campaña para concienciar a la ciudadanía de la necesidad de contribuir con los impuestos al sostenimiento del autodenominado “Estado de bienestar".
–Sin IVA –se atreve a pedir una insolidaria defraudadora.
–Y sin hospitales, sin pensiones, sin… –le responde un ejemplar y honesto mecánico.
–He hecho la declaración con trampilla para no tener que pagar (se olvidan de añadir “para no tener que pagar tanto”) –confiesa un padre a otra madre a la puerta de un colegio.
-Sin tener colegios, universidades, ni formación, sin tener… –le responde la consciente señora.
Y ¿Qué tal sin EREs de Andalucía, sin Gürtel, sin Bárcenas, sin Filesa, sin caso Palau ni tres por ciento, sin yernos, sin embajadas de Comunidades Autónomas, sin subvenciones a sindicatos, patronal, televisiones autonómicas, administraciones duplicadas y un interminable etcétera? Porque sólo con eso probablemente los impuestos no deberían ser tan confiscatorios y el pago sería más razonable. Y al ser más bajos probablemente se aumentaría la actividad empresarial, económica, y las cotizaciones y con ella la recaudación para cubrir los servicios que sí son necesarios.
Y si nos ahorrárramos la corrupción (y no me asusta la que conocemos, sino la que no ha salido a la luz), y las subvenciones innecesarias, y las administraciones duplicadas y ese largo etcétera que todos conocemos, y nuestro dinero fuera exclusivamente para la sanidad, la educación, las pensiones, el desempleo…, entonces sí se podría afirmar que contribuir es de recibo.
Pero no es así. Además, la presión moral del anuncio recae precisamente sobre un grueso de la población que bastante tiene con salir adelante.
Hasta que no se reforme el sistema no se le puede exigir al ciudadano que siga poniendo el cuello en el trangallo de la guillotina.
Y un apunte más, eso de “quienes no pagan impuestos” es mentira. En España paga impuestos hasta el sin techo que va a comprar con las limosnas su cartón de leche, zumo o vino, y paga el IVA y por extensión la parte de IRPF o impuesto sobre los beneficios que el negocio obtiene por la venta.

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