Tras su victoria en las pasadas Elecciones al Parlamento Europeo, los analistas políticos franceses en particular y europeos en general debaten sobre las posibilidades de Marine Le Pen de acceder al Palacio del Elíseo, residencia del presidente la República, en las Presidencias que se celebrarán, en principio, en el año 2017. Esto supondría un doble hito histórico: sería la primera mujer que ejerce tal cargo en Francia y la primera vez en que el Frente Nacional se convierte en partido de gobierno a nivel nacional.
El Frente Nacional es la fuerza pujante en Francia
La hija del fundador del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, tiene a su favor el crecimiento imparable de su partido en los últimos años y, como consecuencia, el evidente declive de la centroderechista UMP y del Partido Socialista, formaciones que han liderado la vida política francesa en los últimos años. Sin embargo, todos los analistas políticos coinciden en que la fuerza más pujante en Francia es, sin duda, el Frente Nacional. Ahí están los resultados de las últimas citas electorales para demostrarlo.
No ceder para ganar
Para poder entrar al Elíseo parisino, los asesores de Marine Le Pen deben decidirse entre dos estrategias electorales. La primera consiste en reforzar el discurso antiinmigración, de oposición a la Unión Europea y de un modelo económico que apoye a la pequeña y mediana empresa frente a las grandes corporaciones. Elegir esta opción supondría mantener a su electorado más fiel y atraer a los sectores sociales más afectados por la crisis y por la inmigración ilegal. Sin embargo, esta estrategia supondría que, de llegar a una segunda vuelta, tanto la UMP como toda la izquierda y ultraizquierda probablemente se aliasen para votar a la otra formación aspirante, sin importar su signo, y dejar a Marine Le Pen fuera del Elíseo.
Bajar el tono para llegar al Elíseo
La segunda opción que estudian los asesores del Frente Nacional consiste en que el partido adopte el discurso que los anglosajones denominan low profile (perfil bajo), es decir, centrarse en las propuestas económicas y alternativas al modelo actual de la Unión Europea, relegando y moderando la crítica contra el problema que supone la inmigración: le Grand Remplacement, la Gran Sustitución, como se la empieza a denominar en el país vecino. Adoptar esta estrategia pondría a la UMP en una tesitura muy complicada, ya que podría perder parte de su electorado a favor del Frente Nacional y sería muy difícil movilizarlo en una hipotética segunda vuelta contra Marine Le Pen. Además, restaría fuerza a las críticas que la izquierda y la ultraizquierda presentan contra esta formación a la que, tradicionalmente, han tildado de “racista”, manoseado adjetivo usado por estos sectores contra cualquier persona u organización que ponga en tela de juicio el problema innegable de la inmigración. Sin embargo, la estrategia del low profile supone un riesgo innegable respecto al electorado más fiel del Frente Nacional, que puede sentirse traicionado ideológicamente y decidir abstenerse o votar a otra fuerza política.
Tres años para decidir su estrategia
No obstante, el tiempo corre a favor de Marine Le Pen. Aún quedan tres años para decidir cuál será la mejor estrategia a adoptar por el Frente Nacional. La mayoría de los analistas políticos de Francia auguran que el Partido Socialista de Hollande continuará desgastándose en el poder y será casi imposible que puedan llegar a las próximas Presidenciales con opciones reales de revalidar su mandato. Por su parte, la centroderechista UMP tampoco se encuentra en su mejor momento, con una lucha abierta por el poder entre sus principales dirigentes aunque sí cuenta, a priori, con mayores opciones que los socialistas de poder disputar la presidencia de la República debido al menor desgaste que supone estar en la oposición.
