"Ellos y nosotros"

Decía Borges: "Ellos son españoles, italianos, ingleses, franceses […]. Nosotros somos europeos.

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Hace mucho tiempo que creo necesarias un par de aclaraciones, pero no sé cómo hacerlas para no ofender a nadie. En especial a gente belicosa, dispuesta siempre a odiar a costa de su propio destino y el de su patria.

Ya saben que hablo de España, de la que trajimos esa costumbre de una guerra civil tras otra. De la primera ya no se tiene memoria. La llamada conquista se hizo en guerra civil. Todos contra todos. Ya Aguirre le dijo al rey cómo eran las cosas. A otros por poco hubo que encerrarlos, como a Cortés. Así somos. Me da mucha risa cuando alguno de esos nostálgicos carcas del imperio español dicen: “nosotros les dimos”.  Y aquí va la primera aclaración: a mí al menos nadie me dio nada. Como dijo Borges cuando ya le inflaron mucho los cojones: “Nosotros somos descendientes de conquistadores, no de los que se quedaron me cuidando las cabras”… y eso que Borges era un tipo flemático y mesurado. Pero se cansó de oír sandeces. Encerrados en el capitalismo y en el ius soli, hoy muchos españoles no entienden que no hay ningún: “ellos y nosotros”, y si lo hubiera: peor para lo que queda de España, que es cada vez menos España. Posiblemente mis antepasados remotos hayan sido algunos romanos y otros conquistadores españoles ¿De qué “ellos y nosotros” me hablan algunos?
El mundo está muy jodido, hay que amar lo que es afín, sin empeñarse tanto en “ellos y nosotros”, porque así terminamos aldea contra aldea. Terminamos siendo corifeos de un sistema que detiene en el aeropuerto a descendientes de romanos, visigodos y celtas, mientras espera fervientemente las pateras para suministrarles el auxilio necesario. Me tienen hasta los cojones del imperio español, esa entidad que se comió toda la sangre buena hasta disolverse en sus propias entrañas. Y esa sangre que somos fundamentalmente “nosotros”, los que nos salvamos porque en la segunda oleada de la destrucción ya estábamos en América. Nunca escuché a  aquellos, de un bando u otro: republicanos o nacionales, decir en otras épocas, estando en la Argentina: ”ellos y nosotros”. 
Y otra de Borges: “Ellos son españoles, italianos, ingleses, franceses […]. Nosotros somos europeos” ¿Qué diferencia hay entre el proceso de sustitución de población que ocurre en España y el que ocurre el Argentina? Es fácil, nosotros corremos con ventaja: primero, porque somos pobres, y segundo, porque estamos lejos. Y hay un tercer punto, y es que todavía somos bárbaros y solemos reaccionar como tales. Sobrevivimos a veces como bestias: como aquellas bestias que salvaron a Roma con su sangre y que llamaron bárbaros. Bárbaros eslavos, celtas, galos, salvajes de las fronteras exteriores, que no pueden ser juzgados desde una cáscara central vacía. Somos lo que ustedes fueron y los salvó: lumpen del capital ¿Qué otra cosa fueron los hidalgos? Somos los que se cagan en las formas y en las estructuras, porque sobrevivir en la periferia no es sobrevivir en el centro. Además, ¿no se han dado cuenta de que a nadie, absolutamente a nadie en el mundo le interesa lo que piensen los españoles nostálgicos del imperio? Hay una guerra (o varias) en curso: para seguir consumiendo tanto jamón y cerveza hay que quemar calorías, sino se tapan las arterias y otros (que comen arroz) terminarán dominando el mundo.
“Ellos y nosotros”: muy bien. ¿Quieren un imperio?: nosotros somos ahora el imperio Ibérico: en el corazón de un continente: en un heartland que va tomando forma. Por eso Putin viaja a Sudamérica, no a España. ¿Es que no se han dado cuenta de que lo más grande de la vieja Hispania está ahora en América? Grande por obra y por destino. Los que dicen “ellos y nosotros” se lo van a perder por miopes. A nosotros no nos dieron nada, nosotros somos los que dimos, en primer lugar la sangre y el sacrificio. Todos estamos jodidos, el tema es ahora si queremos seguir más o menos juntos o separados. El imperio somos nosotros, si es que hace falta algún imperio. ¿O es que la soberbia es privativa del otro lado del mar?
Ya sé que lo dicho es chocante y posiblemente exagerado, pero entendámonos de una vez, ni católicos ni imperiales, ni nostálgicos ni carcas: sólo pueblos de un mismo origen tratando de sobrevivir en un mundo hostil, que necesita borrarnos del mapa, hasta la raíz más profunda de nuestra dimensión humana. Ahora “ustedes”, sean las viudas de Felipe II, o sigamos adelante. Pueden elegir.
No sé si la soberbia y el odio servirán para algunas cosas, pero para otras, más bien es necesario el amor. Lo que divide no sólo es la determinación del enemigo, como decía Carl Schmitt, sino decidir a quién se quiere amar como hermano, de igual a igual, cada uno con lo suyo. Todos los españoles, alguna vez, nos hemos equivocado en eso.

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