Aula de Economía para discretos

Trabajo barato, despido barato y dinero caro: oferta política neoliberal

En los últimos días Solbes y Fernández Ordoñez han dado una vez más pruebas de su filosofía económica llena de fe en el ajuste perpetuo, en el arte de negar la evidencia y curar las enfermedades con la propia enfermedad. Solbes afirma que la elevación de los tipos de interés no produce ningún impacto sensible en la población española y F. Ordóñez, para mantener el empleo, pide el abaratamiento del despido. Ambas cosas van contra la población española y contra la estabilidad del empleo.

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MANUEL FUNES ROBERT 

Ciertamente, en los torcidos principios en que ambos se mueven la cosa tiene lógica y demuestra, además, que los errores de juventud se prolongan hasta la ancianidad. Para Solbes, las cifras de variación de los tipos son pequeñas cuando se las compara con las que él imponía, entre el 10 % y 20% en origen, en los tipos de interés. Por suerte para España, la política monetaria ha pasado a otras manos que nunca igualarán en su capacidad de hacer daño a las de nuestros compatriotas.

Ocurre, sin embargo, que en la actualidad, a diferencia del pasado, la masa endeudada es mucho mayor, pues alcanza a más de la mitad de la población, que al hipotecarse calculó al milímetro su capacidad de pago y ahora, un mes sí y otro también, las subidas de un cuarto de punto encarecen sus deudas en 100-150 euros mensuales, con el aliciente de que esas subidas van a seguir produciéndose. 

Como efecto de la agresión sufrida, el consumo, fin y motor de la economía, se está reduciendo y se reducirá cada vez más por obra de una política monetaria que, siendo mucho más suave que la que España padeció por obra de Solbes y sus amigos durante decenios, alcanza a una cantidad de víctimas mucho mayor.

La banca ha hecho el mejor negocio de su historia, en cuanto esas levas gigantes no le suponen ni un euro más de préstamo y ni un día más de plazo.

Síguese con ello esa práctica nefanda de combatir el encarecimiento de las cosas con el encarecimiento del dinero, que es materia prima en la producción de las cosas. Principio que se complementa con la reducción de la capacidad adquisitiva de las gentes, transfiriendo cada vez más renta de las mismas al sector financiero. 

Despido y empleo

Se completa y cierra el cuadro agresor con la petición del Banco de España de que se abarate el despido para fomentar el empleo.

Este último dislate no cae en la cuenta de que el abaratamiento del despido tiene como víctimas seguras a los propios que en apariencia se benefician,los empresarios, que, debido al juego cruzado de los despidos, se privan los unos a los otros de clientes creyendo que se liberan de cargas. 

Un empresario aislado piensa que despidiendo a coste bajo a parte de sus empleados, mejora su beneficio por el importe de dicha rebaja. Cálculo traidor, porque, al hacerlo, el empresario da por seguro que sus ingresos por ventas van a permanecer al mismo nivel; ahora bien, esta creencia valdría si la facilidad del despido le fuera dada a él solo, pero, al dársela a todos los empresarios al mismo tiempo, verá que, si le sobraba antes del despido el 10% de la plantilla, al poco tiempo descubrirá que le sobra el 20%. ¿Por qué? Por el impacto en sus ventas del despido de sus colegas. ¿No lo veis? Si todos tenemos más facilidad para despedir a más gente, pronto nos encontraremos con más gente que tiene poco dinero para consumir; si hay menos consumidores, mis ventas bajarán y, con ellas, mi margen de beneficio, lo cual me obligará a despedir nuevamente a más personas.

Distinguir los efectos directos personales de los efectos colectivos, cuandolos personales lo son sólo en apariencia, es un error en el que ha caídomuchas veces la clase empresarial.

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