Una victoria sobre el nacionalismo catalán

Lo que no se ha contado sobre la corrida de José Tomás en Barcelona

¿Éxito en Barcelona? Sin duda. José Tomás levantó al público de sus asientos y emocionó a miles de personas en la corrida de Barcelona… pese a la oposición de un sector del nacionalismo catalán. La Generalitat ha venido poniendo toda clase de impedimentos para que se celebrara esta fiesta española. Primero, con CiU. Después, Esquerra Republicana, aparentando defender la causa animal, ha tratado de boicotear el toreo. El nacionalismo radical piensa que los toros amenazan la catalanidad, a pesar de formar parte de la cultura ibérica antes de que viniera la catalanidad. Junto a José Tomás hubo otro vencedor: la Plataforma de Defensa de la Fiesta, que dirige Luis Corrales.

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CARLOS SALAS

Veinte mil personas aullaron de emoción en la Monumental de Barcelona hace unos días, para celebrar el regreso de José Tomás. Muchos en España no se dieron cuenta de que ese acto de transfiguración colectiva ha sido también el triunfo de una Plataforma, la de la Defensa de la Fiesta, que desde hace años lucha contra algunos nacionalistas catalanes. En efecto, buena parte del nacionalismo catalán desea suprimir este acto cultural: se argumenta que amenaza sus raíces históricas. 

“Hemos conseguido que adquiriese repercusión nacional, y que por fin muchos medios catalanes dieran la noticia”, afirma Luis Corrales, director de la Plataforma de Defensa de la Fiesta. Creada en 2003, cuando se inició una ofensiva en el Parlamento catalán propiciada por Esquerra Republicana, cuyo único deseo era declarar a Cataluña una región libre de los toros, la iniciativa de Corrales ha tenido que sortear toda clase de obstáculos para que se reconociera lo evidente: “Si hay algo común en los países catalanes, como los nacionalistas lo llaman, desde Alicante hasta el Rosellón, son las plazas de toros”, afirma Corrales. “Y en Cataluña hay plazas de toros desde el siglo XIX”.

Cuando CiU gobernaba la Generalitat, los nacionalistas más radicales trataron de boicotear la fiesta, e incluso iniciaron campañas de divulgación para demostrar que un buen catalán bailaba sardanas y no asistía a los toros. En 2003, el Parlamento de Cataluña aprobó una ley por la cual los chicos menores de edad no podían entrar en las plazas de toros, debido a que allí se mataban animales en vivo y en directo. Lo sorprendente es que los mismos que hacían declaraciones antitaurinas, luego podían ser vistos en las plazas de Zaragoza fumando un puro, comenta Corrales. 

Poco después, tomó la antorcha Esquerra Republicana, que, formando parte del Tripartito Catalán (ER, PSOE, IU-Verts), hizo una propuesta de ley para que se prohibieran los toros, salvo los encierros populares. Fue entonces cuando nació la Plataforma de Defensa de la Fiesta. Lo paradójico, según afirma Corrales, es que durante 30 años, de 1930 a 1960, Barcelona fue la capital mundial del Toreo, pues tenía abiertas tres plazas, y quienes asistían a la fiesta no eran turistas, sino catalanes.

Una realidad falseada 

Esquerra Republicana hizo circular encuestas no muy exactas sobre la percepción de la fiesta en Cataluña, informes en los que el 80% de los encuestados se oponía a la fiesta. La Plataforma respondió con sus propios datos, los cuales contradecían los de ERC. Al parecer, los hechos han dado la razón a la Plataforma, pues hace unos días se llenó la plaza de toros de Barcelona, con entradas vendidas en pocas horas, y mucho antes de las tres orejas obtenidas por José Tomás.

La Plataforma ha organizado recogida de firmas y hasta concentraciones en las principales plazas de España. Desde su web www.defensadelafiesta.com ha informado detenidamente sobre la importancia de ese acto cultural, y ha recaudado fondos para seguir en campaña. Sus desvelos han llegado al Parlamento Europeo, donde logró que la mayoría no condenase la fiesta de los toros en una resolución sobre el bienestar animal. “Queremos que el Gobierno español declare la fiesta de los Toros como Patrimonio Cultural”, afirma Corrales. La Plataforma, además, ha logrado el apoyo de nombres conocidos como Albert Boadella, Vargas Llosa y Sabina. 

Durante mucho tiempo, la fiesta de los toros ha sido ninguneada por los medios de comunicación catalanes, especialmente los públicos. “TV3 no nos ha dedicado ni una línea durante años, a pesar de que las plazas se llenaban; en cambio, dedica varios minutos a resumir los partidos de hockey sobre patines, a pesar de que sólo van 28 asistentes”, añade Corrales. “Si esos nacionalistas que se oponen a la fiesta estuvieran convencidos de que el toro es catalán, serían tan taurinos como nosotros”, dice Corrales.

Los medios escritos también han pasado por alto la fiesta de los toros. Sorprendentemente, Avui, el diario más catalanista, ha sido uno de los pocos medios que ha tratado la fiesta con más tolerancia. “Durante mucho tiempo han tenido un redactor que escribía de toros, y ahora son muy razonables”, dice Corrales.

La corrida de José Tomás ha marcado un antes y un después. Corrales reconoce que los medios han tenido que plegarse a lo innegable, y que las corridas de toros son algo tan catalán como madrileño o sevillano. “Pero nos ha costado tres años de trabajo”, afirma.

¡Gracias por volver, maestro! (F. Sánchez Dragó)

“Viva la fiesta nacional” (J. Ruiz Portella)

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