La siempre presente Historia

Lenin, el caudillo bolchevique (II)

Proseguimos con la segunda entrega de la biografía de Vladimir Ilich, Lenin, este siniestro pero no por ello menos apasionante personaje

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Tras acabar la carrera, Lenin continúa en la Universidad de San Petersburgo preparando su tesis más sus inclinaciones políticas y los primeros pinitos en el campo del proselitismo bolchevique hicieron que el Claustro rector decidiera –como solución preventiva- su destierro a la aldea de Kukuschkinstoya. Tras esta sanción, que alejaba a Vladimir Ilich Ulianov de los epicentros políticos rusos, éste decide abandonar momentáneamente el ejercicio de la abogacía, pues consideró que la justicia estaba al servicio de los poderosos. Empero, la binomía unificada entre el poder ejecutivo y el judicial no llegó a su máximo apogeo en Rusia hasta –curiosamente- el triunfo del marxismo-leninismo. El joven Lenin decide condensar su pensamiento publicando diversos opúsculos y folletos. Una de sus obras –en las que ya esbozaba su política totalitaria y genocida- fue Los Amigos del Pueblo que alcanzó un notable éxito en 1894. A fin de evitar problemas con la policía zarista que seguía muy de cerca sus pasos, decidió firmar sus panfletos bajo el pseudónimo de Lenin, que le acompañaría ya de por vida.

En 1895 crea un grupo autodenominado como Unión de Lucha para la Emancipación de la Clase Obrera. Resulta sorprendente que Lenin –proveniente de una familia acomodada y perteneciente a la baja nobleza rusa– decidiese crear este grupo cuyos fines ulteriores eran el combate del capitalismo –sistema económico que enriqueció, de un modo importante, a su familia y que permitió que el joven revolucionario realizase estudios universitarios.
Ese mismo año Vladimir Illich marcha primero a Suiza y luego a Alemania a fin de tomar contacto e intercambiar ideas con otros revolucionarios pertenecientes a grupos de corte marxista y anarquista, a pesar de las notables diferencias ideológicas que mantenía con ellos. Como ya hemos referido, la policía zarista analizaba con lupa todos los movimientos de Lenin. Miembros del Servicio Secreto Social Ruso, infiltrados en los grupos antes mencionados, obtienen pruebas de la participación y colaboración de Vladimir Ilich con grupos de carácter subversivo. Por ello, al regresar a Rusia, Lenin es detenido y deportado a Siberia.
Este retiro forzoso –que se prolongará hasta 1900- no impide que Lenin detenga su carrera política y personal. Durante su estancia en las frías estepas siberianas –a las que, en pocos años, enviaría a millones de personas-, Lenin conoce a Nadejda Krupskaia, una dirigente socialista deportada por similares motivos. Poco después, Vladimir Illich contrae matrimonio con Nadejda. A pesar de la deportación, Lenin saca tiempo para la política. Prueba de ello es la colaboración que presta para organizar el primer congreso del Partido Socialdemócrata Ruso –que, como luego veremos, de social y demócrata sólo tenía la denominación– y publicar otro ensayo político titulado Desenvolvimiento del Capitalismo en Rusia (1899). A lo largo de sus páginas, esboza lo que sería su programa de reformas económicas que, a la postre, llevarían a Rusia a una situación de colapso absoluto a todos los órdenes.
En 1900, Lenin abandona su exilio siberiano y marcha –una vez más- a Suiza y solicita a las autoridades helvéticas asilo político que –como es tradición en el país alpino- le es concedido sin demasiadas indagaciones sobre su pasado. Es en Suizadonde Lenin funda con la inestimable ayuda de Plekahnov –del cual, recordemos, Lenin se sentía como su discípulo–, el periódico Iskra5. Junto a su mentor, Vladimir Illich edita también la revista política Vpreid. Esta relación con Plekahnov se mantiene hasta 1902, fecha tras la cual comienza a resquebrajarse, coincidiendo con la publicación del escrito ¿Qué hacer? En este opúsculo, Lenin deja atrás anteriores esbozos y plasma sobre el papel sus teorías revolucionarias, alejadas de la moderación propugnada por Plekhanov. En ¿Qué hacer?, Lenin marca la diferencia programática entre sus seguidores, que en el futuro se denominarían bolcheviques, y los de Plekhanov, que serían, a la postre, los mencheviques.
En 1903, se celebró el II Congreso del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia (POSDR) del cual era miembro el futuro caudillo soviético. Vladimir Illich consiguió detonar la unidad existente en la formación política y logró escindir a un grupo de seguidores que, desde entonces, se denominarían como bolcheviques. La actitud y actuación de Lenin durante la asamblea fue muy criticada, incluso por personas muy cercanas a el. Un joven Trostky se mostró muy crítico con Lenin criticando su desmesurada ansia de poder, la dialéctica de la lucha por el poder y por haber instaurado un estado de sitio en el partido. El futuro ideólogo de la revolución permanente llegó a afirmar de Lenin que el POSDR era “un sistema de terror coronado por un Robespierre”. No obstante, y a pesar de sus críticas, Trostky permaneció al lado de Lenin, alcanzando grandes cotas de poder en la Guerra Civil que se desataría en Rusia años después.
Gracias a la neutralidad y libertad ideológica imperante en el estado suizo, Lenin pule sus correcciones al marxismo y participa en la organización, de un modo muy director, de la creación de los movimientos revolucionares que, tristemente, se harían conocidos a lo largo y ancho del viejo continente. En poco tiempo –y aquí se deben reconocer las indudable capacidades intelectuales y organizativas del futuro caudillo bolchevique-, Lenin logró convertirse, además de en referencia para toda la izquierda revolucionaria rusa, en el adalid del creciente movimiento revolucionario ruso. Empero, sus seguidores, que empezaron por aquel entonces a ser denominados como bolcheviques, no lograron tener apenas relevancia en la revolución de 1905 que fue guiada, casi en exclusiva, por el sector menchevique. 

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