Ya basta de tanta tolerancia

El concepto de "tolerancia" es un invento de la modernidad y de la Ilustración.

Compartir en:


Es bien conocido lo que Claudel decía con mucho ingenio : « ¿La tolerancia ? Hay casa para ello ». Desde entonces se han suprimido oficialmente los burdeles. Pero la tolerancia sigue arruinado los cuerpos y las almas. 
La profesión de fe democrática tiene, es evidente, numerosas ventajas. ¿Quién se atrevería a decir lo que fuera en contra de ello? Pronto le cerrarían el pico. A base de aspavientos televisivos queda unida una sociedad muy amplia con la gente del partido del Orden, que está él mismo fundamentado en el interés. Son, por lo demás, los principios de la tolerancia los que escarnecen sus propios defensores al prohibir a tal o cual humorista, al censurar tal o cual obra, al prohibir que los enemigos accedan a radios y televisiones… Todo y más. Puesto que lo que importa, al imitarse unos a otros e ir repitiendo lo mismo, es revestir el manto de la virtud y esconder sus vicios debajo de él. Se tiene entonces permiso para desplegar todo su odio. Les basta entonces con mover adecuadamente la cabeza, dar un suspiro mortificado ante las cámaras, mover compasivamente los ojos, y ya está: sus asuntos están asegurados. Y si alguien tiene el atrevimiento de atacar todo ese montaje, entonces ¡no hay piedad para el atrevido! A éste se le presentará como hostil a la Libertad, se acusará de impiedad a todos los enemigos, se les arrollará, se les destruirá, se lanzará la jauría, se gritará en público contra ellos, se les llenará de injurias, se aniquilarán sus derechos en nombre de los derechos humanos.
Como se sabe, el concepto de “tolerancia” es un invento de la modernidad y de la Ilustración. El cristianismo nunca fue tolerante. Desde que Constantino se hizo con el poder, y pese a que los cristianos sólo eran el 15% de la población del Imperio, usó y abusó del brazo secular para imponer su fe. Si desde entonces el cristianismo ha aguado mucho la sangre del Señor, es porque se ha debilitado y se ha hecho “moderno”. Los musulmanes son mucho más consecuentes, aunque algunos quieren que también ellos sean “modernos”.
Por mi parte, pienso que cada pueblo debe gobernarse como le parezca. A donde fueres, haz como vieres. Lo peor es ir a llevar la “buena palabra” y hacer proselitismo. Todos los monoteísmos son intolerantes.
Por lo demás, ¿qué es lo que un europeo profundamente apegado a sus raíces no puede tolerar, soportar? Pues bien, el universo compuesto por la comida basura de los McDonalds, la música gangosa de los bares, la estupidez de las series televisivas y de las películas para adolescentes, el narcisismo posmoderno,el ultraliberalismo, etc. Es esto lo horripilante y aquello de lo que nos debemos liberar. Seamos pues inquisidores.
© Boulevard Voltaire

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar