Se avecina temporal en la televisión de pago

Matrimonio de elefantes: Polanco y Telefónica estrechan su unión

Al final, los que mandan son los que mandan: entre ellos se entienden y apartan a los demás. Telefónica y Sogecable han suscrito una prolongación por cuatro años de su “acuerdo estratégico”, es decir, de su pacto para cortar el bacalao de la televisión de pago. La clave: el satélite pierde gas y se impone el ADSL. A lo que vamos es a una oferta integrada de televisión, Internet y voz. Ahora nos explicamos aquel sibilino (¿o insidioso?) comentario de Cebrián sobre lo apetitoso que era Sogecable para cualquier empresa. Los hay que saben caer siempre de pie.

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JUAN GUTIÉRREZ DE LA RASILLA

Telefónica y Sogecable amplían su acuerdo estratégico por espacio de cuatro años, con vocación de prolongarlo en el tiempo. Esta operación puede interpretarse como un nuevo avance en la venta de Digital +, la plataforma surgida de la fusión entre Canal Satélite Digital y Vía Digital. Hace dieciocho días el consejero delegado del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, hablaba de ella en los términos de su especial atractivo para las compañías de telecomunicaciones, en un claro guiño a Telefónica, la socia que “ocupa un lugar privilegiado en Sogecable”.   

La jugada de Sogecable

La jugada estratégica de Sogecable es nítida. En estos momentos la plataforma satelital está dando dinero, pero su futuro resulta cada vez más incierto. A la obligación gubernamental de compartir la tarta del fútbol, algunas de cuyas porciones más suculentas paladeaba aún en exclusiva, se une la evidencia tecnológica. El satélite (la tecnología base de Digital +) no va a conseguir ofrecer a medio plazo su prometida y permanentemente demorada interactividad, ni va a rebajar su precio para el acceso a Internet, ni logrará dotarse de una oferta de telefonía global competitiva en precio. En puridad, el satélite sólo sirve para dar imágenes de televisión si obviamos las sofisticadas y muy caras telecomunicaciones de empresas o gubernamentales. 

Por el contrario el ADSL, la gran apuesta de Telefónica en los últimos años, ofrece todos esos servicios de manera integrada, con una sola factura, con un único instalador y con un solo servicio técnico y de atención comercial. El satélite parece haber perdido definitivamente la carrera por los servicios “Triple Play” (Voz + Internet + Televisión), en cuyo éxito –complementado con la telefonía móvil- las grandes compañías de telecomunicaciones cifran hoy su futuro sin apelación posible.

Tras la calculada ambigüedad de la nota de prensa conjunta emitida en la mañana de ayer por ambas compañías se vislumbra que Telefónica y Sogecable, tras el acuerdo,  van a comercializar una gama idéntica de servicios. En concreto, una oferta Triple Play empaquetada que agregará los productos gestionados por Sogecable, fundamentalmente los contenidos de Digital + procedentes de los contratos de distribución ya firmados con las principales productoras de cine americanas; con los de Telefónica: servicios de voz, ADSL e Imagenio, su sistema de televisión sobre esta tecnología. El papel de Digital + como plataforma tecnológica de difusión desaparece en la práctica o queda relegado a un mero auxiliar para complementar la cobertura de Imagenio. 

En consecuencia, el horizonte de la difusión satelital se oscurecerá aún más conforme crezca esa cobertura, merced a la nueva red de fibra óptica (VDSL o FTTH) en la que Telefónica piensa invertir unos 5.000 millones de euros a medio plazo. Para entonces, Sogecable quizás haya logrado “colocar” a Alierta su vieja plataforma y se dedique a disfrutar en el futuro, tras descremar el mercado de la televisión de pago, de los ingresos en publicidad que le reporte Cuatro, su nueva aventura en abierto.

La que se avecina 

Si atendemos a las evoluciones tradicionales de este sector, en los próximos días cabe esperar una violenta reacción por parte del resto de los actores implicados en el negocio de la televisión de pago: la cableoperadora ONO y las compañías revendedoras del ADSL de Telefónica, como Jazztel. Aducirán, resulta muy predecible, que el acuerdo propicia una posición de dominancia a favor de Telefónica-Sogecable. Por más que se trate de una dominancia claramente favorable al consumidor -dado el músculo financiero de Telefónica y su eventual efecto sobre el mercado internacional de los contenidos-, el acuerdo corre un serio riesgo de interdicción administrativa.

La autoridad reguladora española, la CMT, ha mantenido con anterioridad su firme voluntad de hacer prevalecer los intereses de “la competencia” (esto es: de las compañías de la competencia) sobre los intereses de los ciudadanos. Se avecina un nuevo temporal en la televisión de pago. Próximamente en sus pantallas.

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