Pedofilia: la amnesia de la prensa progre

El periódico "Libération" publicó un largo documento titulado "Enseñar a amar a nuestros niños" con ilustraciones tristemente inequívocas.

Compartir en:


El periódico progresista francés
Libération  emitía el pasado martes un mordaz artículo en el que, con toda razón, denunciaba vergonzosos actos de pederastia cometidos por una minoría de sacerdotes católicos, así como la cobertura igualmente vergonzosa que se les habría ofrecido —-la justicia no ha actuado— el cardenal Barbarin.
Tras la lectura de este artículo, sin embargo, cabe preguntarse si los periodistas, en particular los de la prensa subvencionada y protegida por el Partido Socialista, sufren amnesia o se burlan descaradamente de sus lectores.
Para sentirse escandalizado basta evocar la impunidad que en este triste asunto de la pedofilia siempre ha favorecido a cierta casta intocable: los intelectuales de izquierda. Intocables e impunes en lo que concierne a este delito de pedofilia, tal vez el peor de todos. Muchos de estos intelectuales, en el pasado, cruzaron la línea de lo permisible y asumieron abiertamente sus impulsos más abyectos, sin ser molestados por la justicia ni obstaculizados en sus respectivas carreras.
Repasemos los hechos más conocidos, una lista que, por supuesto, está lejos de ser exhaustiva.
En 1977, tres acusados de asalto indecente a un menor de 15 años, estaban en el lugar que les correspondía, es decir, en la cárcel, condenados a tres años. Una serie de personajes conocidos por su izquierdismo y supuesto progresismo, incluyendo a Hocquenghem, Patrice Chéreau y Philippe Sollers, todos ellos grandes pensadores franceses, y también Jack Lang y Bernard Kouchner, ex ministros de la República, así como Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre, dos filósofos en la cima de su celebridad, sus luchas y sus escritos, firmaron un manifiesto de apoyo a estos pederastas en Le Monde, publicado el 26 de enero de, 1977 bajo el título "¡Tres años de prisión por caricias y besos! ¡Ya basta!"
Algún tiempo después, Libération publicó un largo documento titulado "Enseñar a amar a nuestros niños" con ilustraciones tristemente inequívocas. Gracias a nuestro amigo Google, el documento sigue siendo bastante fácil de encontrar para aquellos que tienen la curiosidad y el valor de mirar.
También veremos, a principios de los años 80, al mismo periódico Libération dar la palabra a cierto Jacques Dugué, pedófilo notorio, arrestado posteriormente en relación con un caso de violación y pornografía infantil (no iba a ser menos); al tiempo, el mismo diario abogaba abiertamente por la sexualización de los niños, a través de artículos de su fundador Serge July, quien defendía la idea de que uno puede amar a los niños físicamente. Por supuesto, cualquier persona que emitiera la menor crítica sobre la dudosa moralidad de estas teorías y prácticas sería inmediatamente acusada de reaccionaria. Ya en aquellos tiempos se utilizaban los conocidos métodos de terrorismo intelectual.
Obviamente, no hay que olvidar al hilarante Daniel Cohn-Bendit, más conocido como Dany el Rojo, diputado europeo y jefe de filas de Los Verdes, que cuenta en su libro autobiográfico El Gran Bazar cómo se hacía abrir la bragueta para ser acariciado por niños, lo que le satisfacía mucho.
Toda esta inmundicia pasó de moda desde la segunda mitad de los años 80. Es probable que el mundo no estuviera preparado para estas modernas teorías (y prácticas). Los "reaccionarios" y "burgueses" habían triunfado en aquella ocasión. Sin embargo, el daño estaba hecho. Y como he dicho anteriormente, ninguna de estas personas ha sido cuestionada. Lo que es peor: todos fueron reconocidos entre los "grandes" de su tiempo y han ocupado o siguen ocupando las más altas funciones políticas, así como responsabilidad e influencia en los medios de comunicación. Ahora imparten doctrina a todos, dictan sus verdades absolutas y nos dan lecciones morales como si nada hubiera sucedido.

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar