Los frikis llegan al Parlamento

El miércoles 13 de enero de 2016 asistimos al espectáculo más grotesco que se puede contemplar antes de temblar por lo que nos viene encima: la toma de posesión de los nuevos parlamentarios de Las Cortes españolas.

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La Democracia con mayúsculas no se está ejerciendo en España, ni de lejos; si acaso se maneja una especie de simulacro de libertad que el ciudadano cree que condiciona a través de su voto, cuando la verdad es que los mecanismos, protocolos y estrategias fácticas de los poderes económicos y sus centros de influencia a escala planetaria son los que deciden por los demás, implantando sus directrices y obligando a los estados soberanos y sus gobiernos legalmente constituidos a prevaricar dentro de un miasma corrupto y connivente con el abuso de poder, el saqueo, la usura y las más diabólicas técnicas de ingeniería social y reasignación de recursos, fronteras y mestizaje étnico, cultural y moral: lo llaman globalización, multiculturalidad y…, como no, ‘libertad igualdad y fraternidad’.
 
Además de los alarmantes episodios a escala mundial que se producen en el ámbito de la inmigración invasiva afroasiática, sobre todo musulmana, hacia Europa, fenómeno provocado adrede por estamentos internacionales que se han propuesto tomar el control de la economía, la fuerza (policías, ejércitos, servicios secretos y de inteligencia), la judicatura, y la prensa y los demás media (cine, series de TV, talk shows, realities, música alienante) para influir en las mentes del ‘consumidor’, en el caso de nuestro país estamos asistiendo a la fase previa de un proceso revolucionario en el que a ‘alguien’ se le ha ocurrido que España sea el campo de pruebas-laboratorio experimental para calibrar hasta dónde puede aguantar una sociedad hasta el momento de reventar y entrar en un modo de guerra interna, como el que es más que probable que incida el Reino de España si su población honrada reacciona y se autodefiende de este ataque frontal contra su supervivencia y su seguridad.
 
Desde el insultante espectáculo que fue la toma de posesión del nuevo presidente de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont, con su desprecio a la Constitución y a los símbolos del Estado (ausencia de la Bandera española y eliminación visual –vía cortinaje negro– de la foto del Rey), pasando por la comprobación de que el nuevo gobierno autonómico de Cataluña está compuesto por los mismos perros con distintos collares (¿en qué cárcel está Jordi Pujol?) y alguna camada nueva de ‘mil leches’ comunistas y anarquistas (Podemos, CUP)… hasta la comprobación de que el Partido Popular no aprende y sigue contando con sus propios petardos y petardas para ocupar poltronas que aseguren parcelas de poder y pesebres en los que abrevar; o mientras sigue subsistiendo el Partido Socialista Obrero Español en manos de Schhz, un remedo de Zapatero, pero todavía más irritante, que ha destrozado la socialdemocracia como alternativa ‘civilizada’ a la derecha. Mientras todo eso sucede y la maquinaria y la burocracia sigue rodando, el miércoles 13 de enero de 2016 asistimos al espectáculo más grotesco que se puede contemplar antes de temblar por lo que nos viene encima: la toma de posesión de los nuevos parlamentarios de Las Cortes españolas.
 
Desde las vergonzosas intervenciones de los recién llegados cargos de Podemos y sus marcas, con sus prestaciones de promesa del cargo siempre acompañadas de alguna perorata demagógica y provocativa, hasta la imagen inaceptable de una estúpida que se lleva a su hijo durante diez horas a su escaño del Hemiciclo y le da de mamar en público –no sabemos si el crío defecó e inundó la zona con el pestazo ácido de–excrementos infantiles- para reivindicar un pretendido derecho a que toda mujer con hijos pueda llevarse al retoño a su puesto de trabajo… (da igual que conduzca un autobús, sea una militar o miembro de las fuerzas de seguridad, profesional de trabajos extremos o duros físicamente, o trabajadora de múltiples opciones laborales en las que es imposible llevar el niño a cuestas: cirujana, taxista, piloto de aviación o azafata, representante de comercio-viajante, ejecutiva global, deportista profesional).
 
¿Qué nos quiere insinuar Carolina Bescansa con esta puesta en escena? ¿Un bebé ha de pasar tanto tiempo en un ambiente cerrado de adultos, que además es la sede de la representación institucional más alta de la población española? Nota: el edificio cuenta con una guardería gratuita, por subvencionada, en la que pueden dejar sus retoños los parlamentarios, que siguen pagando el gin-tonic a 3,45 Euros. Nota 2: la muy ladina número 3 de Podemos va acompañada de una criada-niñera (¿legalizada laboralmente?) que permaneció de guardia en la instalación y, después del número, se hizo cargo del pequeño.
 
Ítem más, ¿acaso toda la plana mayor de Podemos ha de proceder del profesorado de la Universidad Complutense de Madrid y de su Facultad de Ciencias Políticas? ¿A qué viene tanto puño en alto? ¿Se han propuesto calentar el ambiente para que alguien dé un puñetazo en la mesa, diga basta… y se líe lo que ellos andan buscando?
 
¿Va a permitir Patxi López y el resto de palmeros portavoces de los partidos que en las siguientes ocasiones cada sesión parlamentaria se convierta en un desmadre digno de La Parada de los Monstruos (Freaks)
 
¿Hasta dónde aguantará el sistema? Y lo más importante ¿quién va a solucionar esta monumental disfunción y perversión de las libertades en que se ha sumido el parlamentarismo estatal, autonómico y municipal [Carmena, Colau…] y sus instituciones? ¿Rajoy? ¿Rivera? ¿Sánchez? ¿Los tres juntos? (O quizás algo que está por venir y, si esto sigue así, llegará pronto?)
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