El Planeta de los Simios

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Un entrenador o seleccionador de fútbol hubo de ofrecer excusas y abonar una multa por haber llamado negro a un negro y, como quiera que los jugadores de este color abundan y destacan, el público de los estadios, que se caracteriza por sus modales refinados, suele de vez en cuando hostilizarlos emitiendo a coro alaridos simiescos. Posiblemente para salir al paso de estos casos de xenofobia, el Parlamento nacional da curso a una propuesta de ley encaminada a conceder a los monos los mismos derechos de que disfruta la “ciudadanía”.   Hay sin embargo una región española que está no sólo a la cabeza en lo deportivo, sino en la vanguardia en lo político, y esa región es la catalana, de cuya política de inmersión lingüística no se libran ni los monos, pues según dice un responsable del zoo de Barcelona, tiene allá un hermoso gorila al que le está enseñando a hablar en catalán. Un individuo del Parlament barceloní comenta con fina ironía ampurdanesa que es seguro que ese gorila aprenderá el catalán antes que algunos jugadores del Barsa, en clara alusión a los negros que al acercarse a un micrófono prefieren expresarse en castellano. No hay peligro de que este honorable padre de su patria chica, a diferencia del seleccionador susodicho, tenga que ser amonestado o sancionado, pues al ser aforado, no es de los que pagan multas, sino de los que las recaudan, aunque sólo se embolse un tanto por ciento de su cuantía. Pero es que además su equiparación ventajosa de los monos con los futbolistas es de una impecable corrección política, y está en línea con lo aprobado por el Parlamento nacional, según el cual un presunto homo sapiens, sea del color que sea, no tiene por qué considerarse superior y distinto de un primate. 
 
    Debo confesar que el caso me interesa y me conmueve desde hace tiempo. Una novela mía, titulada Los agujeros negros, trata precisamente de la reinserción social de un gorila, y de ella extracto el diálogo que sigue en el que el educador del simio se indigna por la decisión de las autoridades de encerrarlo en una jaula del zoo:
 
-          …Es un caso que clama a la conciencia del mundo civilizado. La trata de monos es peor que la trata de negros.
-          ¿De monos?
-          Sí, de monos; es la terminología de la especie dominante. ¡Qué le vamos a hacer! El llamado homo sapiens no quiere perder sus injustos privilegios y se defiende con palabras; se atrinchera en sus palabras. ¡Lo que es el miedo a la igualdad! Ahora, que esta vez va la cosa en serio. No sabes la que ya hay organizada por ahí. ¡Como se conoce que no sales al extranjero! Genaro es ahora mismo el personaje más popular de toda Europa. Por las paredes de Roma, París y Bruselas hay letreros pidiendo su libertad. Su nombre suena en los parlamentos de Berlín y de Londres. Se hacen colectas que encabezan los reyes de Escandinavia. El Comité de Demócratas Amigos de Genaro tiene ya ramificaciones en todos los países progresivos y ha puesto bombas en los consulados españoles de Ámsterdam, Riga, Maguncia, Budapest, Dresde, Oporto y San Juan de Luz.
 
    Esta novela apareció en Barcelona en 1978 y, como ya no está en el mercado, no sería mala cosa que volviera a publicarse ahora, y de ser posible en catalán, para que pueda leerla ese gorila tan aplicado que tiene en su zoo la bella Ciudad Condal. Y que Planeta la lance creando un premio ad hoc: el premio Planeta de los Simios.

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