El chantaje independentista

Compartir en:

“Se confía en que todos acudirán a derramar su sangre y su vida por su rey, su honor, la patria y la libertad de toda España”. Éstas son las palabras, escritas el 11 de septiembre de 1714, por las que ha pasado a la historia (a la de verdad) Rafael Casanova, involuntaria víctima de la farsa catalanista cuya estatua homenajean cada 11 de septiembre los nacionalistas de todo tipo en vez de derribarla por españolista, como deberían hacer si fueran gente seria. Y a la farsa se apuntan todos los partidos, PP incluido. Sólo los Ciutadans osan tomárselo a guasa.

Pero, tras la inicial tergiversación casanovista para inocular en los catalanes un difuso pero no por ello menos inamovible sentimiento de pueblo conquistado, la Diada ha ido sirviendo para agitar el chantaje que tocara cada año. O Estado de las Autonomías o nos vamos. O estatuto o nos vamos. O inmersión lingüística o nos vamos. O federalismo asimétrico o nos vamos. O nuevo estatuto o nos vamos. Ahora toca o pacto fiscal o nos vamos. Después tocará…
De Pujol a Mas pasando por Maragall y Montilla, siempre la misma tabarra de matoncillo de patio de colegio. Y con esta y otras técnicas de lavado de cerebro para desinformados, han conseguido aumentar paulatinamente el número de partidarios de la secesión, sobre todo gracias al abandono de quienes se supone que son sus contrincantes, que les han reído las gracias y dejado paso libre desde hace cuarenta años: la hispanófoba izquierda por complicidad y la inútil derecha por seguir sin comprender que la siembra de ideas, por muy falsas que sean, tiene consecuencias. Y así, un año más, la locura separatista sigue creciendo. Y Rajoy y su equipo de contables, en el guindo.
Qué mala idea tienen a veces las palabras.
© El Diario Montañés

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar