La última de las feministas

Masturbarse es violar por telepatía

Hoy, entre nosotros, aparece un imaginativo concepto: la masturbación es una violación telepática.

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Este asunto ya dio mucho que hablar hace algunos años cuando se supo que, en Zimbawe, era un suceso frecuente y nominado: el “mubobobo”. Las mujeres se sentían manoseadas y hasta penetradas a distancia por unos “entes etéreos pero semicorpóreos”. No todas, claro. Sólo las más exuberantes y esquivas. Las investigaciones concluyeron que el ansia y la tentación se comunican en muchas dimensiones inextricables. Todo fálico pero virginal. Es decir, nada definitivo.

Hoy, entre nosotros, esto vuelve a actualizarse con la irrupción de un imaginativo concepto: la masturbación es una violación telepática. Esta reflexión, digna de surgir de lo más profundo del psicoanálisis lacaniano argentino, delata de por sí la inanidad rampante. Unos atribuyen la autoría de la afirmación a las organizaciones feministas. Otros, por el contrario, se la imputan a sus críticos satíricos. Yo no lo sé, aunque tampoco parece que importe mucho. Su mera enunciación responde a una frustración muy extendida. ¿Por qué no puedo acceder al gozo? ¿Por qué nadie se masturba pensando en mí? ¿No quedará nunca a salvo lo que oculto de íntimo?

La reciente campaña de la ínclita folk Susana Díaz calificando el “piropo” como violencia ejercida por pulpos y por cerdos, se sustenta en este tipo de delirios, aunque la muy ignorante no lo sepa. Ya desde la antigüedad clásica, los auto–castrados puritanos insultaban la búsqueda y disfrute del “placer sereno”: “Ahí van en rebaño los cerdos de Epicuro”. No parece que hayamos aprendido mucho desde entonces.

Para tranquilizar a los medrosos y a las madres ursulinas quiero hacer una afirmación rotunda: la violación telepática es imposible. La telepatía solo puede producirse entre dos sujetos capacitados y consentidores. Ambos disfrutarían así de una comunicación privilegiada por lo escasa. Añorar que esto pueda también llevarnos al éxtasis orgiástico, es la aspiración de muchas tradiciones y prácticas místicas. ¡Y no es nada fácil! No se sientan, pues, en peligro y no presuman sin motivo de ser oscuros objetos del deseo.

Rebelión Feminista ‏ @RebFeminista

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Que te toquen sin tu permiso es violación, que se toquen a SÍ mismes usandote como excitación, sin tu permiso, es violación.

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