Lo que el viento se llevó: Cuba

El comunismo: la ideología que todo se lo lleva

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He aquí dos vídeos. Uno, grabado en La Habana en los años treinta o cuarenta. El otro: la misma ciudad unas pocas décadas después, cuando ya se había producido la hecatombe. La diferencia es brutal, aterradora: basta comparar las imágenes. La hermosísima ciudad, señorial y elegante de antaño, se ha convertido en una ciudad no sólo mísera, sino algo mucho peor: zafia y vulgar.
Tal vez los haya que, en nombre del “populismo” y del “igualitarismo”, prefieran La Habana que refleja este segundo vídeo —sobre todo si disfrutan de los privilegios de los turistas y magnates de la tiranía. Allá ellos: lo tienen muy fácil para dar libre curso a su gozada.
Ah, y por cierto, miren bien a la gente que aparece en ambos vídeos. Entre las proezas del comunismo habrá que incluir no sólo haber desecado los 65.000 km2 del que era, en Rusia, el cuarto mayor lago del mundo (el mar de Aral). Entre tales proezas habrá que incluir asimismo haber cambiado sensiblemente, en sólo veinte años, el color de la piel de los habitantes de la Isla.
¿Perdón?… Ah, ¿dice usted que no ve dónde estaría el problema? ¿Dice incluso que le parece muy bien que Cuba se haya transformado en una isla mayoritariamente negra? Ya, ya… Vamos a ver, permítame proponerle un contraejemplo, igual de absurdo e indeseable: el de Haití. Si alguien hubiera transformado a Haití en una isla mayoritariamente blanca, ¿le parecería igual de bien? ¿No le parecería, por el contrario, un “gran crimen racista” que le haría estar, junto con toda la “progresía” internacional, poniendo el grito en el cielo?… ¡Ay, siempre estos dos pesos y estas dos medidas!…
Pero dejemos el análisis y los comentarios. Pasen, vean y comparen.

 

 

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