Casi tan poderosos como el propio Kremlin

Los nuevos millonarios rusos, de la A a la Z

De vez en cuando muere alguien en algún lugar de Europa, y no falta quien saca el nombre de alguno de estos señores. Hace dieciséis años no había un solo millonario en Rusia. Ahora es hogar de magnates con pocos escrúpulos cuya fortuna se mide en billones de dólares y se hace notar sin pudor. Pero, ¿quiénes son estos nuevos ricos de la vieja Rusia? ¿Cómo han acumulado semejantes fortunas en tan poco tiempo? ¿Cómo y por cuánto tiempo se puede sostener semejante explosión de lujo y poder desmedidos? De Abramovich a Zingarevich, Andrew Osborn nos mostraba, en una publicación en The Independent de mayo del año pasado, la lista de los señores del universo post-soviético, que Elmanifiesto.com actualiza con la

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A de Abramovich 
 
El indiscutible oligarca de los oligarcas. Con una fortuna estimada en 12.758 millones de euros, Roman Abramovich, a sus 40 años, es el ciudadano más rico de Rusia y el decimosexto hombre más rico del mundo según la lista Forbes de 2007. Hizo su fortuna en medio de la anarquía post comunista de los 90, haciéndose con los mayores intereses en petróleo y aluminio. Es el propietario del Chelsea Football Club en el Reino Unido. Su antigua empresa Sibneft era también propietaria del CSKA Moscú, lo que le valió investigaciones de la UEFA por posible conflicto de intereses; en el 2005 se la vendió a una empresa estatal rusa, en la mayor transacción de la historia corporativa rusa. Su origen judío lo ha llevado a invertir en muchas empresas israelitas. Es representante en la Duma de la región extremo oriental rusa de Chukotka. Dicen que, aunque gasta demasiado tiempo y dinero en el Reino Unido, está en buenas relaciones con Putin. Pasa la mayor parte del tiempo en Londres, donde posee una casa en Belgravia, un apartamento en Knightsbridge y una casa de campo en Sussex. Evita los medios y los actos de sociedad, aunque salió a la palestra el año pasado tras la ruptura y carísimo divorcio de su mujer, la bella Irina, madre de sus cinco hijos, con una bellísima segunda rusa de por medio. Compró el castillo de Bran en Rumania, el que perteneció al héroe nacional rumano Vlad Tepes (el Drácula real), por 50 millones de euros, aunque dicen que no va nunca. Se está construyendo el yate más grande del mundo (¿le cobrarán impuestos ecológicos proporcionales?).
 
B de Berezovsky
 
Uno de los más políticos y coloridos personajes de entre los oligarcas rusos, Boris Abramovich Berezovsky. Con una fortuna estimada en los 750 millones de euros en su bolsillo, a sus 61 años Berezovsky es un ex profesor de matemáticas que, según The Independent, “usó sus poderes de lógica para hacerse rico”. Forbes lo calificaba de El Padrino ruso en un artículo de 1996, por el que Berezovsky se querelló con la revista. En su lista de ricachones está muy lejos del otro, Abramovich, en el puesto 840º del mundo y en el 52º de Rusia. El gobierno ruso lo considera un criminal y ha tratado de extraditarlo sin éxito de su exilio británico en numerosas ocasiones. Su activismo anti- Putin lo llevó a financiar la Revolución Naranja ucraniana, entre otras cosas. Sufrió un intento de asesinato abortado por el MI5 británico el pasado año y volvió a la carga contra Putin tras el sonado asesinato de su colaborador Alexander Litvinienko en Noviembre pasado, en Londres, por envenenamiento radioactivo. En Julio de este año Berezovsky fue acusado por un tribunal brasileño, junto con otros ciudadanos británicos, de lavado de dinero en el país sudamericano. En Agosto ocurría lo mismo en Holanda. Berezovsky, actualmente ciudadano israelí, denunció que ambas eran estrategias dirigidas desde el Kremlin contra su persona. Vive con su cuarta esposa en una mansión palaciega en el condado de Surrey en el Reino Unido, protegido por intensas medidas de seguridad.
 
C de Chigirinsky
 
Shalva Chigirinsky, de 56 años es uno de los responsables de la dramática metamorfosis de Moscú de una aburrida ciudad de la era soviética en una moderna metrópoli, de grandes contrastes. Su fortuna se estima en 1.091 millones de euros. Ocupa el puesto 47 en el ranking de Forbes para Rusia. Es uno de los promotores inmobiliarios más exitosos de la capital rusa, y su firma ST Development tiene derechos exclusivos sobre la replanificación de los lugares más prestigiosos de Rusia, un trabajo que él ha encargado al arquitecto británico Sir Norman Foster. Chigirinsky encargó a Foster el papel director en la resurrección arquitectónica del casco antiguo y el distrito central de Moscú, adjunto al Kremlin. Chigirinsky esta pagando a Foster para diseñar la construcción de la torre mas alta de Europa, rediseñar un distrito entero aislado en San Petersburgo y crear un complejo recreativo al sur de Moscú. Está casado y tiene dos hijos. Parte de su riqueza viene de una compañía de petróleo registrada en Londres llamada Sibir Energy. Chigirinsky no oculta su enemistad con Abramovich, a quien acusa de haber robado la mitad de un campo petrolífero perteneciente a Sibir Energy, acusación que Abramovich niega.
 
D por Deripaska
 
Oleg Deripaska, a sus 38 años y con una fortuna de 9.074 millones de euros, está en el sexto lugar en la lista de rusos de Forbes que encabeza Abramovich y en el numero 40 de su ranking mundial. Empezó su carrera como vendedor de mercancías varias. Tiene intereses en la industria maderera y en la automovilística. Los competidores de su compañía, Basic Element, dicen de él que usa tácticas de presión intimidatorias en ofertas de compra hostiles y que se da por vencido fácilmente. En 1999 el entonces presidente Boris Yeltsin le imponía la medalla de La Orden de la Amistad. En el 2001 se casó con la nieta del ex presidente Yeltsin, y está bien relacionado con la élite de la clase política rusa. Vive, junto con su esposa y sus dos hijos, en una lujosa casa londinense en Belgravia. Pasa la mayor parte del tiempo en Gran Bretaña. Entre sus amigos se encuentra Roman Abramovich, que fue su socio, y con el que ve los partidos del Chelsea desde la grada presidencial.
 
E de Evtushenkov (o Yevtushenko)
 
Vladimir Evtushenkov (o Yevtushenko) tiene 57 años y su cara recuerda a la de Bill Gates. Según Forbes, su fortuna estimada es de 6.209 millones de euros, lo cual lo coloca en la 11ª posición de la lista de rusos millonarios, y en la 71 del ranking mundial. Era un ingeniero plástico que transformó el Comité Municipal para la Ciencia y la Tecnología (una especie de organismo estatal) en una empresa comercial privada, ganó acceso a contratos estatales, bienes y capital. Su imperio, AFK Sistema, ahora consiste en algo así como 200 compañías, con valores que van desde microchips a almacenes de juguetes. La más valiosa es la posesión del 52,8% de MTS, el operador de telefonía móvil más grande de Europa del Este. Evtushenkov, doctor en Economía, es uno de los pocos “eruditos” entre los oligarcas. Como casi todos ellos, tiene su propio jet privado.

F de Fridman

Cuando era joven Mikhail Fridman solía revender entradas. Ahora, a sus 43 años, con una fortuna de 8.596 millones de euros, es el séptimo hombre más rico de Rusia y el 45º más rico del mundo, según la lista Forbes. Su éxito está basado en el consorcio de banca y telecomunicaciones Alfa Group, que fue fundado por él y en el cual es uno de los mayores accionistas. Ha pasado mucho tiempo desde sus días de estudiante, cuando sacaba dinero extra de la reventa de entradas. Su a menudo sonriente cara, oculta su dura manera de ver los negocios, revelada en una entrevista televisiva en 2002: “Nadie es amigo de nadie”, dijo. “Porque en mayor o menor grado todos somos competidores”. A sus 43 años está casado y tiene dos hijos. El año pasado fue demandado por calumnias por Boris Berezovsky ante un tribunal londinense. Fridman había venido disfrutando de buenas relaciones con el Kremlin, hasta que el gobierno ruso confiscó una dacha (casa de campo asignada por el gobierno soviético a personalidades) que Fridman habría privatizado de manera ilegal. El grupo Alfa tiene participaciones significativas en la unión petrolera anglo-rusa TNK-BP, una enorme cadena de supermercados y varios operadores de telefonía móvil.

(Continuará)

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