Cataluña y el psiquiátrico

Yo siempre me había negado a considerar que el secesionismo catalán pecase de totalitario. Pero he aquí que la semana pasada nos han llegado dos pruebas de la deriva totalitaria del régimen catalán.

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En la antigua URSS, a los disidentes políticos con frecuencia se les internaba en instituciones psiquiátricas y se les medicaba.

El paso de considerar que un oponente político es una persona con disturbios en la esfera psíquica lo dan a menudo los regímenes totalitarios con una ideología milenarista.

Lo que pasaba en la URSS con los disidentes, también se hacía en la China comunista y en la Cuba de Fidel. La reflexión siempre fue la misma: Nosotros, el Buró Político, como destilado del saber de las masas, establecemos los pasos que ha de seguir el proceso que nos llevará a la sociedad sin clases, lo más cercano al Paraiso en la tierra que quepa pensar. Todo aquel que se oponga a la verdad científica que es nuestra linea política, todo disidente, si es sincero en lo que piensa es que no piensa bien, que tiene un trastorno de comprensión, así que tendremos que considerar que se trata de un enfermo mental y proporcionarle tratamiento. ¡¡Chúpate un electro–shock, Sajarov, para que vayas dejando de pensar de forma inadecuada!!.  

La cosa es en regímenes que suman totalitarismo y milenarismo. Al franquismo no se le ocurría lo del psiquiátrico. Si detenía a un disidente, lo torturaba y lo encarcelaba. ¡Piensa lo que te dé la gana, Marcelino Camacho, pero te voy a meter la picana por el culo para que dejes de actuar y de organizar las CC. OO., so cabronazo!

Totalitario y milenarista. Esos son los dos factores que llevan a que en un Estado el disidente sea visto como enfermo mental y se le aplique tratamiento.  

Yo siempre me había negado a considerar que el secesionismo catalán pecase de totalitario. Algo milenarista si que es. Que si los catalanes de las piedras hacemos panes, que si fuera de España, Cataluña sería una tierra de la que manarían ríos de leche y miel. Todo eso de que Cataluña se ve aprisionada dentro del traje español y fuera del mismo tendría un desarrollo que sería la admiración del orbe. Milenarista bobito, pero no totalitario.  

Pero he aquí que la semana pasada nos han llegado dos pruebas de la deriva totalitaria del régimen catalán. Dos en pocos días. El jueves, se impide la celebración de un acto en el recinto de la universidad catalana, en homenaje a Cervantes. Los activistas independentistas fuerzan a que el rector suspenda el acto. Rector que se niega a llamar a la policía para salvaguardar el derecho a la libre expresión de las ideas. ¡Es que son disidentes! ¡Si pretenden homenajear a Cervantes que era castellano, es que se trata de un acto malvado!

El día siguiente se impidió que Ciudadanos celebrase un acto público en Vic porque el ayuntamiento les había denegado el permiso. Ciudadanos, el partido más votado en las elecciones catalanas, no puede explicar a los habitantes de Vic su visión de lo que sucede en Cataluña, porque el ayuntamiento no les da permiso. ¡Es que son Ciudadanos, gente nociva y tenemos que salvaguardar la tranquilidad de los vecinos del lugar!

Va creciendo el totalitarismo en la sociedad catalana. Vecinos con lazo amarillo que consideran que aquellos catalanes contrarios a la independencia o son malvados, o fascistas (que no deja de ser uno de los nombres de la maldad) o tienen tal perturbación de la capacidad reflexiva que lleva a pensar si no tendrían que limitárseles sus derechos. Como estos dias, con el acto sobre Cervantes, con el acto político abortado en Vic.  

Al milenarismo bobo se le va ni sumando el totalitarismo de la revolución de las sonrisas. El futuro se vuelve oscuro.

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