Pero qué manera de meter la pata, oiga

La política exterior española hace el ridículo: de Marruecos a Chad

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Francisco A. López Cabello
 
Todos hemos podido escuchar en la radio el lapsus del ínclito sr. Blanco sobre el viaje de sus majestades los reyes a Ceuta y Melilla. Para Blanco, secretario de organización del Partido Socialista, el periplo del Jefe de Estado fue, al menos durante unos segundos, “el primer viaje de los reyes a Marruecos”.
Probablemente, un simple error en una rueda de prensa nos permite observar el azoramiento de un Gobierno que, si bien pretende una alteridad en todas las facetas de su actuación, no está claro que tenga una dirección definida en muchas de ellas.
 
Ya hemos visto que el hilo conductor de la política exterior actual es la creación de una “Alianza de civilizaciones”. Su ámbito fue más o menos definido por el sr. Rodríguez Zapatero en un discurso ante la Asamblea General de la ONU pronunciado el 21 de septiembre de 2004. La alianza sería “entre el mundo occidental y el mundo árabe y musulmán”. Parece que el máximo mentor de la difusa idea civilizadora es Máximo Cajal, cuya magna aportación a la diplomacia española es que le regalemos Ceuta y Melilla a la satrapía de Mohamed VI, con lo que la equivocación del sr. Blanco sólo indica que a lo mejor éste dijo lo que en su fuero interno pensaba, aunque no debió pensar demasiado lo que decía. También el “genial” Bernardino León ha tratado de arrodillarse en Radio Nacional de España ante Mohamed VI, comparando Ceuta y Melilla a Gibraltar, en un descomunal esfuerzo por parangonar velocidad y tocino.
 
Buenrollismo suicida
 
Lo malo es que la propuesta del Gran Civilizador es una copia de lo que ya propuso Mohamed Jatami en 1998, y como sabemos, no tuvo mucho éxito. Nadie explica tampoco qué es lo que se añade ahora y por qué lo que fracasó hace nueve años tendría que funcionar después. Tampoco se nos dice si se piensa frenar el terrorismo internacional con “buenrollismo” y discursos vacíos, pero visto lo que pasa en la política doméstica, nos tememos lo peor.
 
Más aún, las relaciones con Marruecos y norte de África vienen a ser un “sí a todo”, para apaciguar a la bestia, que da idea del enorme canguelo a la hora de hacer frente al expansionismo marroquí. Para mayor abundamiento en nuestras sospechas, surge un clamoroso silencio gubernamental ante el “agit-prop” montado por Mohamed VI, con manifestaciones callejeras convenientemente remuneradas desde Rabat, capital de un gobierno cuya transparencia y probidad han sido más que cuestionadas por expertos independientes (“Transparency Maroc”, el investigador del Real Instituto Elcano Haizam AmirahFernández o Reporteros Sin Fronteras han metido el dedo en la llaga de la corrupción del régimen alahuita). El Gobierno español no ha dicho nada sobre las graves acusaciones que pesan contra el Gobierno y el Ejército marroquíes ante la propia ONU, por atrocidades presuntamente cometidas en el desierto del Sahara contra refugiados de diversos países africanos. Callarse ante eso debe ser parte del diálogo civilizador del Gobierno español.
 
Otra faceta de las relaciones exteriores es la celeridad del Gobierno en la protección diplomática y consular. Si un español se ve en un fregado por ejemplo en Chad, enseguida se le repatría a España… ¡por parte del Gobierno francés! Mucho se ha criticado al presidente Sarkozy, por traerse a las azafatas españolas retenidas en Chad y acusadas de una manera arbitraria de haber participado como cómplices en un presunto caso de tráfico de niños chadianos a Francia. Sarko, según la prensa francesa, habría actuado para echar una cortina de humo sobre los problemas internos de Francia. Los periodistas galos lo retratan actuando como “el Zorro” o un bombero (pompier). Lo malo del asunto es que la actuación de los sres Rodríguez Zapatero y Moratinos no llega ni a ayudantes torpes del Zorro, ni pasa de sujetar un poco la manguera del “president pompier”.
 
Mientras Italia detiene a veinte terroristas islamistas con detonadores y veneno y D. Juan Carlos es vitoreado en Ceuta y Melilla, el Gobierno de Rodríguez Zapatero se dedica al diálogo telefónico con el presidente Deby del Chad para liberar al resto de la tripulación del avión español. Esperemos que haya suerte, no sea que al final tengan que ser Portugal o Italia los que saquen del apuro a los españoles encarcelados.

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