La fosa de Alcalá es sin duda del Frente Popular

Confirmado: a ZP le estalla la “memoria histórica” en las manos

Los especialistas están de acuerdo: los cadáveres hallados en una fosa común en Alcalá de Henares corresponden “sin ningún género de dudas” a ciudadanos asesinados por el Frente Popular. Es menos probable que entre ellos se encuentre el líder “trotskista” Andreu Nin, pero si hay dudas sobre las víctimas, no las hay sobre los asesinos: fueron los “republicanos”. Aunque el Gobierno pretenda insinuar que son “víctimas del franquismo”, nadie se lo cree. Esta es la historia.   Por qué mataron a Andreu Nin

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Elmanifiesto.com
 
El ejército había emprendido unas obras en el acuartelamiento de la Brigada Paracaidista en Alcalá de Henares. En el curso de los trabajos, se localizó una fosa común con un número determinado de cadáveres, más de cinco. Esa fosa correspondía a la época de la guerra civil. Una excavadora sacó a la luz, a una profundidad de dos a tres metros, un amasijo de huesos humanos entre los que había un cráneo con un agujero de bala y dos tibias fracturadas. Junto a los huesos aparecieron restos de vestimenta, como hebillas o botones. Entre los restos se ha podido identificar a personas jóvenes: en dos maxilares descubiertos se conservan todas las piezas dentales.
 
El Ministerio de Defensa, en plena campaña electoral, forzó un absoluto silencio sobre el hallazgo. Pero los jueces miliares no tienen competencia forense, de manera que los cadáveres pasaron a la jurisdicción civil y, a partir de ese momento, nadie pudo silenciar lo que se había descubierto: una fosa de personas asesinadas durante la guerra civil y, muy probablemente, por el Frente Popular, dado que Alcalá de Henares estaba bajo control “rojo”.
 
Inmediatamente después, algunos historiadores levantaron la liebre: ¿Y si entre esos cadáveres se hallara el de Andreu Nin, el líder del POUM, acusado de “trotskismo”, apresado en Barcelona por la policía republicana bajo las órdenes de la Unión Soviética, torturado por agentes de Stalin –desollado vivo, más precisamente- y finalmente asesinado? Se sabe que Nin fue torturado en el área de Alcalá de Henares, y no hay constancia firme de dónde está su cadáver. ¿Podría ser Nin?
 
El Gobierno recibió el hallazgo con preocupación. La “ley de memoria histórica”, impulsada por el gabinete Zapatero, pretendía presentar la imagen de una idílica II República asaltada a traición por las criminales fuerzas reaccionarias, y dentro del paquete incluía la recuperación de las fosas comunes con víctimas del franquismo. Es una visión maniquea que no guarda relación con la realidad, pero que se sustenta, entre otras cosas, sobre la ocasional exhibición de fosas comunes con víctimas del “fascismo”, reales o supuestas. Con lo que no contaba el Gobierno Zapatero era con que pudiera aparecer accidentalmente otra fosa con restos de personas… asesinadas por el Frente Popular. A Zapatero le estallaba la “memoria histórica” en las manos. Esta misma semana, el Gobierno, mientras acentuaba el silencio sobre los hallazgos, hacía correr una especie interesada: los cadáveres corresponden a víctimas del franquismo. Impresentable.
 
Lo que dicen los especialistas
 
Especialistas consultados por Elmanifiesto.com consideran “altamente improbable” que los cuerpos de la fosa correspondan a la represión franquista. Alcalá de Henares estuvo bajo el control del Frente Popular hasta el final de la guerra. “Era la base de la intendencia para la Posición Jaca del general Miaja”, recuerda José Manuel Ezpeleta, el mayor experto español sobre la represión roja. Ezpeleta tiene documentadas en torno a Alcalá de Henares –en lo que entonces eran los arrabales de la ciudad, hoy integrados en el casco urbano- más de una veintena de fosas comunes. Algunas, célebres, en parajes con denominaciones muy de la época, como el “Barranco de Azaña”. En esas fosas ha aparecido de todo, incluso brigadistas internacionales, represaliados por su propio mando.
 
“Los cadáveres hallados pueden ser presos políticos sacados de la cárcel de Alcalá -dice Ezpeleta-, pero esto sólo es una suposición”. Ezpeleta duda que se trate de Andreu Nin y algunos de sus compañeros: “La documentación que obra en mi poder asegura que el cadáver de Nin fue enterrado en el cementerio de El Pardo. Por supuesto, también es posible que este dato no sea correcto, porque lo cierto es que nadie ha visto ese cadáver. En todo caso, la clave sobre la identidad de las víctimas nos la darán los objetos exhumados junto a los cadáveres: cascos, cinturones, zapatos, ropas…”.
 
¿Y las víctimas no pudieron ser asesinadas después de la guerra? José Javier Esparza, autor de El terror rojo en España, cree que no: “La inmensa mayoría de los fusilamientos de después de la guerra fueron ejecutados sin secreto, con cobertura jurídica y en lugares bien conocidos, como las tapias del cementerio del Este. Están sobradamente documentados. Al mismo tiempo, el Gobierno de Franco daba orden a los municipios de que abrieran todas las fosas con muertos de uno y otro bando y trasladaran los cadáveres a cementerios. Por eso los rastreadores de fosas están haciendo tan pocos descubrimientos y, además, lo que descubren pertenece a los dos bandos. Se trata de fosas que permanecieron ignoradas porque nadie pudo dar razón de ellas o porque, tras la guerra, los culpables prefirieron callar. Pero son excepciones –y muy escasas- a la norma”.
 
Durante la guerra civil, entre julio de 1936 y abril de 1939, los partidos y sindicatos que componían el Frente Popular se entregaron a una violenta represión contra los ciudadanos de derechas, católicos o considerados “enemigos de clase”. A pesar de que el territorio republicano no cesó de menguar durante la contienda, la cifra de víctimas mortales del Terror Rojo se cifra en torno a las 60.000 personas. Entre ellas, una cierta porción, pequeña, pero significativa, corresponde a los enemigos políticos internos del propio Frente Popular, como Andreu Nin y sus “trotskistas” del POUM.

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