La España pepera, es cofradiera.

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Y mientras, la España laica toca la balalaika. ¿Qué dicen? ¿Que esas rimas son, sencillamente, abominables? Vale Bueno. Lope no soy, pero tengo más razón que un santo, me refiero a lo de que la España pepera es cofradiera, y que a los laicos no se les ha perdido nada en esa “piel de la tierra” que es nuestra Semana Santa. Es más, con lo integristas y lo apretados que son los laicofachas, supongo que abominarán del barroquismo estético, suntuoso, de nuestros Días Grandes. ¡Ele, ese fervor desencadenado! ¿No comprenden los Mandamases que tratar de arrancarnos la religiosidad, encima por cojones, es como tratar de arrancarnos el alma por un Decretazo? Imposible. Tan sólo consiguen emberrenchinar a la gente y ponerla levantisca. Y es que los cristianos, cuando nos sabemos y sentimos acosados y perseguidos, es cuando reaccionamos con mayor gallardía. Favor que nos hacen con las persecuciones, favor impagable, porque han logrado que, por rebeldía genética, nos unamos y hagamos camarilla.
 
Y encima los de la nación laica ni tocan la balalaika ni el caramillo, porque, si un caso, fueran pro-rusos, que es decir pro-delfín de Putín, tendrían su gracia, porque ya se sabe que los rusos actuales son muy “verdad” y se las agencian como nadie para tratar temas de terrorismo y de inseguridad ciudadana. De hecho, si Europa no se extiende a la Madre Rusia, jodido futuro nos espera a los europeos. Europa, sin Rusia, sin el corazón de Occidente, es un ente cojitranqui, blandujo, asustón y entreguista. Lo que pasa es que la UE se rige por intereses económicos y los que están se aferran como lobos a sus sillones y a sus complejos. ¡Cualquiera les mueve!
 
Sería como tratar de mover a un malagueño de su lugar en la fila de penitentes, de esas miles de personas que, cada año, seguimos a Nuestro Padre Jesús Cautivo, a lo largo de todo el día. Achuchándonos. Orando. Por la mañana, acompañar al Cautivo al Hospital Civil, donde visita a los enfermos que le esperan en pijama y bata, en sillas de ruedas muchos, con los sueros otros, todos los pacientes no agonizantes a la calle, a la tribuna, para rezar al novio de Málaga. Y el personal médico, anhelando el momento en el que los hombres de trono dejan sus puestos para ser sustituidos por hombres de bata blanca, que mecen a Nuestro Señor para que bendiga a los enfermos. Y nosotras, nosotros, las promesas que se llama, delirando ante el himno de España, que parece que al Cautivo se le mueve con más garbo la túnica blanca, que parece que el Señor se irguiera mientras mira las filas de pacientes que le rezan. ¿Eso nos lo van a arrancar del sentimiento?
 
¿Qué gruñen? ¿Que muchos de entre esos miles de personas habrá votado socialismo? Bueno, casos de hombres de Dios que bizquean a la hora de pronunciarse y que tienen un concepto bucólico de la izquierda, haylos, sin ir más lejos Paco Vázquez, un socialista cristiano acérrimo, o José Bono, que da imagen al socialismo, o mi propio esposo, el viejo Erik el Belga, felipista y guerrista convicto y confeso, beato donde los haya y pintor de altares. ¿Que ese ejemplo no sirve? Bueno, mi Erik está como está, la criatura, y es semanasantero a tope y cofradiero por vocación, amén de rociero, pero luego habla de “su” Felipe y de “su” Alfonso y se le saltan las lágrimas, porque es un viejo muy sentido. ¿Que si no le meto una colleja? Pues no, así en confianza les digo, y ustedes saben, que si volviera Felipe, hasta yo le votaría, porque me da seguridad. Lo mismo que Guerra o Aznar me dan seguridad. Y además, con Felipe y Alfonso, no persiguieron jamás a los cristianos, al revés, estábamos muy bien mirados y muy mimados. Y Felipe, a los terroristas, les entendía, sabía bregar con ellos. Y a los delincuentes les tenía tomado el pulso. El hombre sabía.
 
Pero todos los grandes hombres que han ido pasando, nos han dejado a los españoles tirados como a esputos de viejo bronquítico y fumador. Como a viles gargajos lanzados sobre moqueta con intenciones espurias. Así que aquí nos vemos, la España pepera, por tradición, cofradiera, los socialistas cristianos, cirio en mano y los laicos… Pues amargaditos, porque andan dale que te pego, permitiendo que en cualquier lugar se atente contra nuestro sentimiento religioso, haciéndonos burla, vejándonos. Para nada. Porque luego salen la Esperanza trianera, la Virgen del Rocío, la novia de Málaga, las Dolorosas detrás de sus Hijos en todas las calles de los pueblos de España. Y sabemos esa piel de la tierra, tan “nuestra”, que perdemos el sentido. Y no al son de la rima vulgar de la balalaika, sino de los tambores y de las saetas que parten la noche. Por cierto, ¡no vean ustedes como se emocionan los ruskis con las procesiones! ¡Se hartan de llorar! Claro, están faltitos de poderío emocional y les da un repente, les entra fatiga y se les para el sentido. Joder, qué bonito. Que suerte tenemos de ser cofradieros ¿No podría largarse el Zetapé y dejar en su puesto a Bono? ¿Que el mix rotundo socialismo-cristianismo sería letalmente guay? Vale, prefiero que no pongan a Bono. O mejor que Bono se venga a Málaga en pos del Cautivo. Y Rajoy también.

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