Los resultados electorales en Galicia y el País Vasco

Del mal, el menos

¿Y ahora qué? En Galicia, el partido denominado "popular" vuelve al poder. En el País Vasco, el partido denominado "socialista, obrero y español" alcanza una importante victoria, que por primera vez en treinta años le permitiría, en coalición el PP y con UPyD, desbancar a los separatistas del poder. Dudemos, sin embargo, que lo haga. Y si lo hace, preguntémonos a qué precio.

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Vaya por delante que no nos identificamos en lo más mínimo con ninguna de las fuerzas políticas en presencia. (Tampoco, huelga decir, con ninguno de las que, viviendo de fantasmas del pasado, se mantienen encerradas en el gueto extraparlamentario.) Los grandes desafíos planteados a nuestro mundo son de tal calado que sólo cabe abordarlos saltando por encima de lo que son y representan los valedores —de derechas o de izquierdas— de semejante mundo.

Ésta es la razón, dicho sea de paso, por la que nuestro periódico otorga tan escasa cobertura a las intrigas de la vida política cotidiana —al cotarro de la “politiquería”, como tan bien se dice. Sucede, sin embargo, que hay determinados momentos en los que, infringiendo la costumbre, toca echar una mirada a lo que acontece en las trifulcas orquestadas por los amos que, con nuestro democrático consentimiento, nos gobiernan.
Uno de estos momentos es el actual, cuando las elecciones celebradas este domingo han vuelto a dar en Galicia la mayoría absoluta al partido denominado “popular”, al tiempo que los resultados del País Vasco crean una situación en la que, por primera vez en la historia, el poder podría estar en manos de una coalición constituida por dicho partido y el denominado “socialista, obrero y español”, junto con el indispensable apoyo del escaño conseguido por UPyD, el partido liderado por Rosa Díez.
Aunque nada sustancial cambiará la victoria “popular” en Galicia, sí permitirá al menos que se vea obstaculizado, al menos en parte, el camino emprendido por la coalición del Partido Socialista y del Bloque Nacionalista Galego: un camino descaradamente secesionista y de imposición forzada de la lengua gallega en detrimento del mayoritario español…; un camino que había sido abierto —no lo olvidemos— por la política, calcada de la inmersión lingüística catalana, que en materia educativa había impulsado durante veintitantos años la Xunta dirigida por el PP de Fraga Iribarne.
La situación en las Vascongadas abre la puerta a todos los interrogantes. El líder socialista Patxi López declaraba al conocerse los resultados: “Me siento legitimado para liderar el cambio”, esto es, para desbancar a Ibarretxe y ocupar él el mando supremo, cosa —lo sabe muy bien— que sólo puede conseguir en coalición con los denostados PP y UPyD. ¿Lo hará?… Difícil es imaginar semejante vuelco de alianzas por parte de la Moncloa, que es en últimas quien decide.
Y suponiendo que la nueva coalición “antinacionalista” accediera al poder, ¿qué cambiaría ello? ¿Acaso es menos secesionista la política de la Generalitat catalana desde que los socialistas ostentan el poder? ¿No lo es incluso más? Se dirá que en Cataluña están coaligados con comunistas e independentistas, mientras que en las Vascongadas lo estarían con los dos únicos partidos españoles que aún quedan. Pero ¿es imaginable que cambie radicalmente de política un partido como el socialista que, tanto en Madrid como en las regiones que gobierna, ha apostado descaradamente por el desmembramiento de la nación española? PP y UPyD, ¿no serían inevitables rehenes de semejante coalición… hasta que la misma acabara estallando; o hasta que —inclinándose definitivamente— el PP acabara perdiendo los pocos restos de esperanza que aún pueda infundir, y UPyD, toda la mucha esperanza que, en lo tocante a la cuestión nacional, le envuelve?

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