2010: balance terrible para los cristianos de Oriente

El año 2010 concluye en forma de tragedia para los cristianos orientales. Después del ataque del 31 de octubre en Bagdad (Irak), en el que 45 cristianos fueron asesinados, ahora les llegó el turno a los coptos de Egipto.

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A los terroristas les encantan siempre los símbolos. Y a este principio respondieron los atentados efectuados en Alejandría (Egipto) contra la iglesia de los Santos (Al-Qiddissine) en la víspera de Año Nuevo, y a raíz de los cuales perecieron 21 coptos. Los islamistas consideran, en efecto, que el Año Nuevo es una fiesta cristiana. Y la ciudad de Alejandría, donde surgieron las primeras comunidades cristianas, fue mucho tiempo el símbolo de tolerancia entre comunidades. Griegos, judíos sefardíes, franceses, italianos y armenios coexistieron durante ahí durante mucho tiempo con los musulmanes. Pero desde 2010 y en el contexto de la guerra de Irak, , Al Qaeda, acusada de haber derramado demasiada sangre musulmana, quiere estrechar los lazos recurriendo al exterminio de los cristianos de Oriente.

Los cómplices de la tradición judeo-cruzada 
 
Aunque estaban instalados en Egipto antes que los conquistadores arabo-musulmanes, se acusa a los coptos —descendientes de la antigua civilización faraónica— de ser “cómplices del Occidente judeo-cruzado”.Su presencia es un reproche vivo, que demuestra que Oriente Medio no siempre ha sido islámico. Y ello desgraciadamente no es la primera vez que ocurre. La situación de los coptos se ha deteriorado desde los años cincuenta, caracterizados  por la violencia xenófoba que llevó al exilio a los judíos egipcios y a los cristianos europeos. La violencia también se ha intensificado desde los años ochenta, instigada por grupos islamistas disidentes de los Hermanos Musulmanes, como el Gamaá. De Irak a Nigeria, pasando por Egipto, la persecución de los cristianos es el resultado de la instigación al odio que se desarrolla en el discurso político, en los medios de comunicación y en las universidades islámicas, como por ejemplo la prestigiosa Al-Azhar de  Egipto. Si la misma destacó en otros tiempos por haber albergado el pensamiento del jeque Abd Al-Razeq, la universidad Al-Azhar ha visto degradada su situación desde los años treinta, cuando descollaron los fanáticos que tanto ahí como en Arabia Saudita enseñan que los cristianos son “asociacionistas” (mushrikun) que “comen a Dios” (la hostia) y lo insultan al pretender que Jesús es su hijo. Pero en lugar de luchar contra el odio que corroe a sus sociedades, al igual que en otros tiempos la ideología antisemita asoló a Europa, los líderes musulmanes huyen de sus responsabilidades culpando a una “mano extranjera”, como hizo el sábado pasado el presidente egipcio Hosni Mubarak.
 
“Islamofobia” y odio anticristiano
 
Sin embargo, como sucedió durante la Navidad copta (7 de enero de 2010), cuando siete cristianos fueron asesinados en una iglesia, muchos asesinos no son extranjeros, sino fanáticos procedentes del propio Egipto. El llamamiento del Papa Benedicto XVI, quien pidió a los líderes mundiales que defendieran a los cristianos, es más actual que nunca. Nuestros líderes, que tan fácilmente denuncian “la islamofobia”, ¿no deberían exigir una condena de la “cristianofobia” en los países islámicos, donde las leyes discriminan a los cristianos? En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el año 2010 habrá estado marcado por la condena, el 25 de marzo, de la “islamofobia” y de la “caracterización étnica y religiosa” de los musulmanes en Europa, así como de la prohibición de los minaretes en Suiza. Ahora bien, en Europa, los musulmanes tienen libertad para orar y construir mezquitas. No se fomenta o se deja impune ninguna violencia contra ellos, mientras que en los países musulmanes se suele enseñar y aplicar el odio contra los cristianos. Recordemos que uno de los últimos pogroms contra cristianos en Egipto tuvo lugar en marzo de 2010, habiendo sido perpetrado contra obreros coptos acusados de construir una iglesia, un acto prohibido por la ley, salvo en rarísimas ocasiones.

© France-Soir

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