No pasará mucho antes de que los capitalistas se deshagan de sus molestos amigos woke y vuelvan a lo esencial: el dinero, que no tiene raza, color, sexo ni género.
La imagen que ilustra nuestro artículo se ha viralizado en las redes sociales de Francia: en el arcén de una carretera rural de Bergerac, un sacerdote, con la sotana al viento y un hisopo en la mano, bendice el convoy de tractores que se dirigen a bloquear París.