Con la exhumación de Franco, el poder laico pretende imponer al poder eclesial su vengativa arbitrariedad, su "ley" transitoria, efímera, sumisa al capricho de las masas y de la propaganda.
Mientras miles de catalanes cruzaban la frontera junto a republicanos de toda España, una cantidad mucho mayor recibía brazo en alto a los vencedores en todas las poblaciones catalanas.