Independencia y cerveza

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Juan C. García
 
Con la simple aplicación de la Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, sobre partidos políticos y sin tener que echar mano del artículo 2º de la vigente Constitución, sobrarían justificaciones para ilegalizar a los partidos separatistas —parlamentarios o no— que tratan de descuartizar y colapsar España.
 
¿Por qué no existe reacción entre los españoles frente a esa dilatada y letal agresión? Es tremendamente fácil echar la culpa al tontiloco de Zapatero y toda su cohorte de ex bolcheviques frustrados, pero lo cierto es que cuando gobernaba un tal Aznar —¿se acuerdan?— la situación no era sensiblemente diferente, excepción hecha de que ahora el vigente ordenamiento constitucional ha pasado a ser un bulto sospechoso, y hasta podría llegar a darse la paradoja que fachas de todo pelaje y condición acabaran siendo los últimos de Filipinas de aquella cosa que se evacuó en el invierno de 1978. ¡Tiempo al tiempo!
 
¿Qué hacer? La verdad es que no hay mucho espacio en un proceso de auténtico colapso —de asfixiante meninfotisme, como decimos por aquí— y probablemente pequeños actos de zapa sean los únicos recursos con los que hacer granero.
 
Y para muestra un botón. La próxima borrachera independendista organizada para el 11 de septiembre y que está preparando la “Comissió” que lleva por apellidos la citada fecha, cuenta como “col.laborador” —o sea, como “colaborador”— a la empresa cervecera Damm [www.11setembre.org/colaboradors.php]. El 11 de septiembre podría ser un magnífico día para cambiar radicalmente de marca, comunicárselo efusivamente a tus amigos y, por descontado, al despistado camarero de tu barrio.
 
En la página del Grupo Damm [www.damm.es] podrás informarte, además, con qué otras sustancias —no necesariamente “goma-2”— se está enviando a tomar por culo a tu patria.

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